Tras pasar varias horas escribiendo, con apenas una pausa para comer, Amanda dio por concluido su resumen de los hechos con el capítulo 14, que denominó «¿…Acción?» por dar continuidad al anterior, y porque no se le ocurrió un título mejor. Se podría pensar que esos detalles carecían de importancia, pero ella consideraba que eran una pieza importante en el proceso de abstracción necesario para contemplar lo sucedido «desde fuera».
Cansada, como estaba, no le hizo gracia recordar que tenía una cita con su abogado para empezar a plantear los términos de su separación. Acudió, por supuesto, y luego, con la mente saturada, dio un paseo para despejarse. La esperaba su habitación de hotel, y esa noche prefería hacerla esperar un poco más. Sus pasos la llevaron al edificio donde empezó a espiar al supuesto infiel, y terminó en el bar donde lo vio por última vez.
Aquello terminó por ser algo muy distinto de lo que parecía. Aún le costaba trabajo creerlo. Era un falso caso que le habían encargado para desacreditarla frente al autor de un encargo mucho más importante, con el objeto de que otra empresa realizara la investigación y tapar la verdad. Pero aquellos días ella aún no sabía nada de la nueva investigación.
Con una cerveza en la mano, contemplando las burbujitas que ascendían para pasar a convertirse en parte de la espuma, Amanda comprendió que ésa era su mejor pista. No encontraría nada en aquel ordenador, ni en los registros de accesos, ni siquiera sacaría nada de los empleados, porque estaba convencida de que nada sabían. Sin embargo, todo aquel montaje para quitarla de en medio les había fallado, y eso era algo que tenía que aprovechar. Aún no sabía cómo, pero lo haría.
¿Quién era? ¿Quién tenía suficiente información para robar los datos, para saber que contratarían a dos empresas para investigar? ¿Quién podía tener algún interés en aquello? Descartados los trabajadores de la empresa de seguridad informática, Kevin incluido, sólo quedaban dos posibles sospechosos: El gerente de la empresa constructora, y el propio Ansúrez.
Amanda nunca creyó que la empresa constructora tuviera algo que ver. Aparte de que era la principal perjudicada, la intuición le decía a Amanda que no eran ellos. Además, simular el robo de unos datos que ya tenían, y hacerlo precisamente en una empresa de seguridad informática, era bastante… rocambolesco. Tenían otras formas mucho más sencillas de transmitir esa información sin que quedara constancia de su procedencia.
En cuanto a Ansúrez… No tenía sentido que fuera él. ¿Por qué montar toda esa historia para desacreditar a Amanda? Le hubiera bastado con contratar directamente a la otra empresa. Además, él quería averiguar quién había robado los datos, y el objetivo de que contrataran a la otra empresa de detectives era precisamente que no lo supiera. No, Ansúrez no podía ser. Pero quien fuera parecía saber lo mismo que Ansúrez, o incluso más. Y eso…
…Eso acusaba directamente a una persona: el padre de Ansúrez. En cuanto se le ocurrió supo que era cierto. Ignoraba qué motivos podía tener para hacerlo, pero no podía ser nadie más. Era alguien demasiado complicado para poder entender sus razones con los datos de que disponía, pero se movía como pez en el agua en ese ambiente. Casi diría que lo consideraba como un juego, un juego en el que valía hacer trampas. Y las hacía, de eso no quedaba ninguna duda.
Y de la misma forma que estaba segura de que Ansúrez era culpable, sabía que su hijo lo ignoraba.
Entonces comprendió por qué le preguntó Kevin qué haría con la verdad cuando la conociera. No podía denunciar a un político famoso sin pruebas, porque el prestigioso equipo de abogados que lo asesoraba acabaría con ella sin ningún problema. Además, era el padre de su cliente, y era más que probable que su cliente quisiera evitar que algo así se supiera.
A la mañana siguiente, temprano, llamó en la puerta del despacho de Ansúrez, hijo.
— Creo que hay algo que debería saber.
— ¿Ya has descubierto al culpable?
— No puedo probarlo, y dudo que nadie pueda llegar a hacerlo, pero estoy convencida de quién es.
— ¿Y bien?
— El responsable no puede ser nadie más que su padre.
— ¿Mi pa…?
La cara de Ansúrez dibujó una sorpresa que no tardó en borrarse, abstraído en una cadena de reflexiones.
— Dices que no tienes pruebas…
— No, han hecho bien su trabajo. Pero, por eliminación, es la única posibilidad.
— ¿Estás completamente convencida…?
— Comprendo que le cueste asumirlo, pero no tengo la más mínima duda.
— Gracias. Déjame hacer algunas averiguaciones, y te llamaré.
Amanda volvió a su despacho y se sentó. «¿Y ahora qué?», se preguntaba. De algún modo, no quería terminar aquella investigación, porque eso supondría tener que enfrentarse a los cambios en su vida privada, cambios que estaba postergando con la excusa de su trabajo. Pero no podía hacerlo eternamente. Entonces se encendió sola la pantalla de su ordenador. Miró la cámara de vigilancia, y vio cómo pasaba de apuntarla a ella a enfocar directamente hacia la puerta de su despacho. Apareció un mensaje, «Descuelga el teléfono, y escucha sin hacer ruido.» Entonces el teléfono de su despacho comenzó a sonar.
Amanda descolgó, y escuchó. Su ordenador se apagó.
Madre mía! Cada vez se hace más compleja la historia! Enganchadísima me tienes!
Un besin y feliz fin de semana!
Me alegro de que tengas tiempo/ganas de pasarte por aquí. Ya está terminada, 17 capítulos.
Saludos.
No nos dejes así! 😉 Un beso.
😉 Te aseguro que (no) es la primera vez que me pasa. 😛
Saludos.
JEJE Yo también había pensado en el padre de Ansúrez, :)), pero a lo mejor el propio Ansúrez quiere meter al padre en el asunto, intereses de dinero quizá??? ya veremos que se le ocurre al autor, un abrazo de oso para ti…
No había muchos más, ¿no?
Saludos.
Alan, esto si que no me lo esperaba yo que fuera el padre, aunque creo que no!! esa llamada me inquieta…uff que intriga!!
Feliz fin de semana
P.D. ya casi estamos en promavera creo que deberias dejar ya de hibernar no?
¡Sorpresa! 😎
Esto de responder comentarios con retraso y en distinto orden es bastante tonto. A estas alturas ya has leído el final. 🙄
Saludos.
Esto está muy revuelto, vaya lío. Cuando parece que todo se va a arreglar vuelven las complicaciones. Besitos
Ana
Ya sabes que ésa es una de las claves para escribir historias interesantes… 🙄
Saluditos.
Muy interesante.Saludos.Elssa Ana
Me alegro de que te intrigue.
Saludos.
Ufffff, ese Oso, me deja mas p’lla que p’aca. Cuando la cosa va bien, se complica t’o, j’omio.
Bueno, te escribo desde un ciber; no se cuando tendre de nuevo el pc.. y desde ahi, te deseo una y muy feliz semana.
Saludos
¿Sigues con tus problemas informáticos? Eso Kevin te lo arreglaba en un pis-pás. 😛
Ya queda poco, el final ya está publicado.
Saludos.
Entres Ansúrez anda el juego.
¡Pobre Amanda!, ¿cómo podrá arreglarse? ¡Esto de meterse en política!
Un abrazo
Con no salir escaldada va bien…
Saludos.
Estoy muy preocupada, 😦 es la primera vez en muchos, muchos meses que faltas a tu cita de los lunes, verdaderamente raro en ti, un oso muy dedicado.
Espero todo este bien por alla.
Saludos
Bueno, ese lunes no pude, muy a mi pesar, pero he conseguido mantener el ritmo, salvo esa falta. 🙄
Todo bien.
Saludos.
¿Que pasa Alan, has dejado el tema de los lunes?
Que pasa amigo mio?
Has dejado el blog? cuantas preguntas verdad?
Un beso escueto
A estas horas ya tienes todas las respuestas, así que contesto para devolverte el beso escueto.
Saludos. 🙂
Gracias por el besoe scueto hoy me viene muy bien!!
Bueno, yo creo que Amanda se ha quedado descansada…un ratito. Vuelve a estar en el juego…
Seguimos hasta el Corten!
Abrazos
Ya está el ¡Corten! Final de la historia en el capítulo 17. y novedades la semana que viene.
Saludos.
Jo!!! Alan, encima de que andas perdido nos dejas así…. no entiendo cómo Amanda puede llegar y acusar al padre y quedarse tan ancha sin aportar ninguna prueba, creo que se le fue la olla y se puso tonta… y no creo que sea tan simple, supongo que el chanchullero es el hijo, o el padre con el hijo
No sé, y quiero saber!!
Fue sincera, y si el hijo le había encargado investigarlo, tenía que decirle sus conclusiones…
Saludos.
se cierra una etapa para abrir otra nueva, y con ello doy por cerrada una etapa de mi blog, no sé si temporalmente o para siempre…
El caso es que quería darte las gracias por compartir conmigo todo este tiempo, si quieres… siempre podemos seguir en contacto!
Un besin
Te comprendo. Intuyo que no será para siempre, conozco bien el gusanillo que te hace escribir… 😎
No tienes por qué dar las gracias, ha sido un placer. Pásate por aquí siempre que quieras.
Un saludín.