Me he preguntado muchas veces si los irreductibles galos fueron finalmente reducidos, o si lograron resistirse a la amenaza romana. Dado que las noticias al respecto nos han llegado gracias a Uderzo y Goscinny, lo más lógico era ponerme en contacto con ellos. O, mejor dicho, con él, con Uderzo, puesto que Goscinny, que fue el guionista de los primeros comics, falleció en 1.977. Descanse en paz.
No fue fácil dar con Uderzo, pero he logrado cosas mucho más difíciles. Sin embargo, las pesquisas fueron inútiles. Uderzo se rió de mis preguntas, e insistió en que eran personajes inventados, y en que me vendría bien un descanso en un sanatorio que regentaba un conocido suyo.
En vistas de que estaba ante una vía muerta, cambié de estrategia. Conocía la ubicación aproximada de la aldea, pues como cualquiera que haya leído una de las historias, sabe que hay un mapa en la primera página. Hice una búsqueda cruzando información de Google Maps con la dibujada en la cartografía militar de nuestro país vecino. Y encontré algo que me llamó la atención, una zona muy frondosa de robles y encinas, que contrastaba con el resto, aunque en principio no sabría decir por qué.
Pertenecía a una sociedad privada de la que no pude encontrar más datos. Parecía legal, pero era sospechoso. No os sorprenderá que fuera allí. Una valla delimitaba el bosque, con carteles de «Propiedad privada», «Coto privado de caza», «Peligro, animales salvajes» y otros por el estilo. Entré, claro. Busqué un sitio apropiado y, excavando en el suelo, conseguí abrirme paso hacia el otro lado. Me adentré en el bosque y no tardé en desorientarme. Todo parecía igual. Dos veces me topé de nuevo con la valla, y las dos veces di media vuelta y me adentré de nuevo en la espesura. Luego me perdí.
La noche me sorprendió buscando una salida, y amontoné unas cuantas hojas como lecho improvisado sobre las que dormí más o menos cómodo. Aún en sueños, oí un ruido sordo, y abrí los ojos asustado, pensando que podría ser algún animal. Pero no lo era. Estaba rodeado de… ¿bárbaros? Los miré más despacio, tratando de ignorar sus gestos amenazadores. Sin duda eran ellos, los había encontrado. O ellos a mí, ese pequeño detalle no importaba.
Uno de ellos, bastante grandote, llevaba tres jabalíes al hombro. Deduje que era Obélix. Les conté mis intenciones, se miraron desconfiados, me ataron como una longaniza, y me llevaron a su aldea. Allí celebraron un consejo, en presencia de su jefe, Abraracúrcix, y, sobre todo, de Panorámix, el druida. Temí ser sometido a un interrogatorio de alguna forma violento, pero me equivoqué. Me dieron a beber un zumo de frutas silvestres, y empezaron a preguntarme cosas.
Resultó ser una poción mágica que me impedía mentir, cosa que no pensaba hacer, de cualquier modo, y así se convencieron de mi identidad y de mis intenciones. Luego fue todo más fácil. Me dejaron libre y me invitaron a permanecer con ellos unos días. Eso sí, sólo pusieron una condición: mientras estuviera con ellos, debía adoptar un nombre de su estilo. No tuve que pensar mucho, y elegí uno que solía decir en el pasado cuando me daban masajes en los pies: ‘Otopinrélix’. Les complació.
En los tres días que pasé con ellos contestaron a muchas de mis preguntas, que resumiré a continuación, y me permitieron libre acceso a toda la aldea, excepto a una choza cerrada con llave. Como es lógico, eso atrajo mi atención, y más al comprobar, la primera noche, que del interior de la choza salía luz. Pero antes de desvelar el misterio me centraré en la «entrevista», aunque aclaro de nuevo que no fue un juego de preguntas y respuestas, aunque yo le dé esa forma por comodidad narrativa.
— ¿Cómo es posible que sigáis vivos? Han pasado mil años…
— Eso no es nada para la magia de nuestro druida.
— Pero es como si el tiempo no hubiera pasado para vosotros. Estáis igual… ¿Todavía tomáis la poción mágica?
— ¿Te refieres a la que nos da una fuerza sobrehumana? Ya casi nunca la probamos. No recuerdo cuándo fue la última vez que intentaron conquistarnos los romanos.
— Claro, el Imperio Romano ya no es una amenaza. Ahora hay otras…
— ¿Otras amenazas?
— Sí, el ritmo de vida moderno, Internet, las tecnologías, nuevas enfermedades, nuevas invasiones más sutiles que las anteriores…
— Nada de eso nos afecta. A nosotros nos gusta vivir así, y así seguiremos haciéndolo.
— Pero… ¿No tenéis ningún contacto con el exterior?
— Casi ninguno.
— ¿Y no os gustaría conocer…?
— Pues no. Y, si lo hiciéramos, sería el fin de todo esto. No, ninguno de nosotros quiere vivir en lo que tú llamas «mundo moderno». ¿Crees que los secretos mágicos de Panorámix podrían mantenerse ocultos? ¿Qué crees que pasaría con ese poder? ¿No lo usarían vuestros ejércitos modernos para destruirlo todo? Sé realista…
Reconozco que esa respuesta me apenó, porque era evidentemente cierta. Poco más pude añadir a lo ya dicho, puesto que, en realidad, todos siguen como nos han contado en los comics, incluidos Astérix y Obélix, quienes fueron muy amables conmigo. Tuve unas interesantes charlas con el primero, en las que me demostró ser inteligente y sensato, y con el segundo, que se empeñó en regalarme un menhir que no tenía forma de transportar a mi casa.
La última noche, como quien no quiere la cosa, me acerqué a la choza que me habían prohibido visitar, y eché un vistazo por la ventana. Lo que vi dentro me hizo sonreír, y unas lagrimillas resbalaron por mis mejillas. Dentro estaba, en perfecto estado de salud, René Goscinny, ataviado como uno de ellos. Comprendí que, en 1.977, fingió su muerte, y se trasladó a vivir para siempre con sus amigos, aquellos cuya vida nos había comenzado a contar junto a su gran amigo Albert Uderzo, quien imagino que, en el futuro, seguirá sus pasos. ¡Bien por ellos!
A mi me recuerdan como a las comunidades que hay en EE.UU. que viven como en el siglo XIX , que no me acuerdo como se llaman y no quieren saber nada de la civilización. Si son felices, pues que sigan en su poblado y con sus cosas, ¿no?
Besitos
Ana
Algo parecido, pero además, viven ocultos. Se resisten a ser invadidos, hasta las últimas consecuencias.
Saluditos.
Divertida idea de revisar a los mitos, si las farmacéuticas pillasen la poción mágica.
Un saludo
Así empezó este ‘blog’, revisando mitos. Bienvenido a mi rinconcito.
¿Las farmacéuticas? Y los militares, y los gobiernos,…
Saludos.
Hola. Muy buena historia.
Me alegro sena felices en su habitat.
Saludos y feliz semana
Yo creo que estos serían felices en cualquier parte. Puede que ese sea su secreto, ¿no te parece?
Saludos.
sena, noooo, sean siiiii!!
😛
Qué bonito final. Yo también quiero irme allí. Un beso.
Sería un final justo, ¿no?
Saludos.
Que bonita historia, como pasas de la osadía de excavar, del atrevimiento de mirar por la ventana prohibida, a la sensibilidad de unas lagrimillas resbalando por tu mejilla. Mortal
Ana azul habla de los Cuáqueros, Menonitas o Amish que no se si son todos uno, si viven como antaño y a mi no me disgustaría, siempre que me dejaran conectarme a este mundo… no creo que cuele
Bien por René
Un saludo
Todo sea por la noticia. 😆
A mí no me gustaría vivir hoy como antaño. Lo tengo claro.
Saludos.
Estas entrevistas son a cual más imaginativa. Me ha encantado, sobre todo el final.
Un fuerte abrazo
Soñar es gratis. 🙂
Saludos.
Que suerte encontrarte a la aldea gala y descubrir a Goscini en una cabaña. Axterix siempre ha sido uno de mis cómics favoritos. Un saludo
Mío también. Me parecen geniales los guiones y los dibujos.
Saludos.
Me ha faltado la fogata de celebración comiendo jabalíes sentados todos ante la mesa redonda 🙂 Muy ingenioso.
Te sugiero un ¿Qué fue de… Diana, la mala de la serie V. Es que esa serie me encantaba. Mis preferidas eran Diana y Julie, la científica.
El banquete nocturno me lo dieron de despedida, pero no he querido ponerlo para no despertar envidias. 😛
Apuntada Diana a la lista.
Saludos.
¿Otopinrélix? Esto requiere una explicación un poco más elaborada…
Siempre me encantó esta pareja de guerreros? ; – )
Un abrazo.
Pinrel = pie. Cuando en un masaje ya te han dejado un pie «como nuevo», imploras que te hagan lo mismo en el «otro pinrel». En esa situación se me ocurrió el «neogalicismo», hace muchos años. 🙄
Saludos.
Me lo quedo! ; – )
Pues yo no tenía el placer de conocerlos, así que para mí es nuevo!!!!
Pues te recomiendo que busques los comics en cualquier biblioteca y te los leas. No tienen desperdicio. Te recomendaría algunos, pero es mejor que los leas todos. Cada persona tiene sus favoritos. El mío, «La cizaña».
Saludos.
Uy, me había olvidado completamente de ellos! Me alegro de que les vaya todo bien! 🙂
Genial relato!
besines
Están como siempre, o como nunca, según se mire. 😆
Saludos.
Es mejor que los secretos permanezcan ocultos porque a este mundo nuestro le gusta demasiado la destrucción. Debo de ser una de las pocas que no siguió sus aventuras o, al menos, de un modo constante; supongo que prefería otras cosas.
Me alegra que dieras con ellos y con su creador. Feliz semana, todavía queda un buen trecho.
Eran buenos, ingeniosos, divertidos. Me encantaba ver cómo conseguían burlar las artimañas de los romanos para vencerlos. Lo intentaron metiendo el feminismo en la aldea, por ejemplo. O «urbanizándolos». O metiéndoles cizaña. O… Cada historia era una sorpresa.
Saludos.
Holaaaa Osito como llevo tres días de cumpleaños ni vi tu post, jejejejeee
Y después de mil años llevaba tres jabalíes al hombro Óbelix? qué fuerteeee ajajaja
Bueno pues gracias por tu información la verdad es que a mí esta cuadrilla no me iban mucho
que digamos
besos escuetos
¿Sigues hibernando?
¡Felicidades! ¡Tres días de cumpleaños!
Mujer, los jabalíes los acababa de cazar… Llevaban mil años viviendo así.
Saludos escuetos desde mi cueva.
Holaaa osito me alegra verte niño!! pero tienes champiñones en la cueva? ajajajaaa guapetónnn ahora voy a leerte que me acabo de enterar
Me alegra saber que siguen igual, ¡lo que he llegado a disfrutar con sus movidas!

Te dejo uno de los personajes, que aunque menos famoso, también me hacía mucha gracia 😉
Como leí los comics en francés, te dejo su nombre tal y como lo conocí: Assurancetourix
¡Muy tierno ese final, sí!
Aquí era «Asurancetúrix», muy parecido. Un incomprendido. Por allí seguía, intentando que alguien apreciara su arte… 😆
Saludos.
¡También lo viste!, jo que alegría!! 😛
Jajajaj que bonito reportaje! de los que hacen afición!
Me ha encantado!
Gracias
Me alegro mucho.
Saludos.
Qué entrañable relato!!! me ha encantado, y eso que nunca le hice mucho caso a Asterix y Obelix 🙂
El tiempo a veces nos juega malas pasadas¡ ¡Y estos personajes juegan con el tiempo¡ Un relato muy interesante.Saludos.Elssa Ana
siempre he hice la misma pregunta… gracias por responderla 🙂