Pasaron varios días que podríamos tildar de rutinarios, aunque tras el susto recibido, la rutina era bienvenida. La herida en la frente de Amanda dejaría una pequeña cicatriz sin trascendencia, de la que bromeaba asegurando ser la hermana de Harry Potter. No olvidó meter en su bolso la linterna, aparentemente inofensiva, pero capaz de producir descargas de un millón de voltios. Sopesó la conveniencia de llevar un arma de fuego, pero su aprensión hacia ellas fue más fuerte, y la descartó. Eso sí, extremó las precauciones, en especial en aquellos momentos en que podía ser más vulnerable.
También hizo de sus gafas de sol un complemento habitual. Eran gafas retrovisoras, pues una parte de cada cristal era reflectante, de manera que podía ver lo que ocurría a su espalda. Ninguna de estas medidas demostró ser eficaz, pues no tuvo ningún otro encuentro desagradable.
Pasó bastante tiempo revisando el registro de accesos a la base de datos. Se reflejaban ahí todos aquellos que habían cambiado o simplemente leído datos guardados. Sin embargo, había dos usuarios sin identificar. El primero había robado la información, y el segundo, supuestamente el mismo, había modificado el registro de accesos, para evitar ser identificado.
Fue inevitable que sus sospechas se centraran en Kevin. Parecía tener motivos y medios. Sus razones serían ideológicas, pues odiaba todos esos tejemanejes que parecía conllevar necesariamente la política. En cuanto al modo de hacerlo, su capacidad estaba fuera de toda duda. Habiendo diseñado el sistema de seguridad de la empresa, seguro que era capaz de modificarlo a su antojo.
Sin embargo, no le cuadraba. ¿Por qué aparecer sin identificar en el registro de accesos, cuando podía simplemente no aparecer? ¿Por qué robar los datos de una operación ilegal, cuando podía demostrar muchas otras? ¿Se trataba de una venganza personal? Con la información allí guardada podía cargarse al partido de Ansúrez, y enviar a prisión a varios habituales de la prensa local. ¿Por qué habría de limitarse a una actuación mínima?
Sin embargo, no lograba descartarlo por completo, pues por eliminación siempre volvía a él. En nadie más encontraba motivo y medios. O alguien sabía más de lo que parecía, o alguien tenía razones que ocultaba. O eso, o era efectivamente Kevin el culpable. Le resultaba frustrante no poder hablar con su principal sospechoso, como frustrante era no saber quién era el bueno y quién el malo. Porque bueno había, entendiendo como tal a quien la hubiera ayudado a quitar de en medio a Javier y la empresa de detectives de la competencia.
Estaba preguntándose si su agresor sería de esa empresa de detectives, o tendría algo que ver con quien robó la información, cuando Marta y Cristina se pusieron a tomar un café. Amanda prefería no perderse esos ratos distendidos, porque eran los más adecuados para enterarse de cosas que podían llegar a ser vitales en su investigación. Aunque en esa ocasión no fue así. Marta estuvo contando una anécdota de su abuela que, sin conocerla, resultaba incluso aburrida. Entonces se encendió una luz en su cerebro.
— Perdonad, chicas, una pregunta. ¿Se puede entrar por acceso remoto a los ordenadores de la oficina?
— ¿Qué?
— Que si podría trabajar desde casa, por ejemplo.
— Pues no. El sistema está diseñado para impedir eso, entre otras muchas cosas. ¿Por qué? ¿Quieres dejar de saborear este café?
— ¡Qué va! Es que se me ocurrió que… olvídalo, no era buena idea.
Ya sabía quién era el bueno. Era Kevin. Estando segura de que nadie le había robado y luego devuelto su memoria portátil para incluir en el informe el nombre de Javier relacionado con el falso caso de infidelidad, sólo podían haberlo hecho a través de su ordenador, en algún momento en que tuviera la memoria conectada a él. Y sólo el diseñador del sistema informático, si era tan bueno como parecía, sería capaz de burlarlo de esa forma. Lo malo es que el único malo que se le ocurría era el bueno.
Al volver a su asiento notó que la cámara de seguridad se movía. Comprobó que Ansúrez no estaba en su despacho, y luego, en su ordenador, abrió un procesador de textos, y escribió: «Kevin, necesito hablar contigo.» Esperó.
Nada parecía ocurrir. Volvió a teclear, «Sé que puedes leer esto. Por favor.» Pasados unos minutos, la cámara dejó de apuntar a donde estaba sentada Amanda, para enfocar a la puerta. Luego, debajo de donde había escrito Amanda, aparecieron en color púrpura unas letras como por arte de magia. «Hola, Amanda. ¿Qué quieres?»
Caramba. Ese Kevin invisible es todo un reto. Un beso.
Me ha encantado este personaje. Creo que lo voy a conservar mucho tiempo.
Saludos.
Ostras, ostras, ostras por no decir una cosa mas gorda. ¡Como se pone ésto!
(Echo de menos tus visitas a mi blog)
Besitos
Ana
🙂
Yo también echo de menos mis visitas a vuestros ‘blogs’, ya lo he puesto en varios sitios, pero por ahora no puedo, no doy más de mí… 😦
Saluditos.
Hola. Un Kevin muy misterioso, vamos.
Buen fin de semana
Saludos, hombre «misterioso»
Ya se sabe, el hombre y el oso… 😎
Saludos.
Madre mía! Esto cada vez se pone más interesante y con más misterio!
besines
Ya no creo que quede mucho, aunque no estoy muy seguro. Como lo voy escribiendo sobre la marcha…
Saludines.
Vale pues sigue hibernando que hace mucho frio, pero asoma el morrote de vez en cuando si?
anda post nuevo y no me habia enterado ahora te leo
¡Vaaaaale!
Valeee pesadaaaaaaaaaaaaa
Vaya tela osito esta semana te has lucido, que intriga yo sabía que Kevin nos iba a sorprender ya lo verás que si…bueno que te voy a decir yo a ti.
Esto me gusta cada vez más.
Volveré con pico y alas haber si me emociono igua ajajajaa
Kevin puede dar mucho juego, para ahora y para más adelante…
¿Crees que tendrá la voz ronca?
Saludos.
Ronca? eso me gusta ma´s misterio ajaja
El tal Kevin, promete … Y espero que Amanda , se beneficie. No la hagas sufrir mucho…
El juego de las cámaras, muy cinematográfico ( y no lo digo por las cámaras…)
Voz ronca: le da un punto…
Saludos
Al hablar de la voz ronca lo decía porque hay un personaje que tiene la voz ronca, alguien que miraba las fotos de Amanda diciendo que se le iba a quitar la sonrisa de niña pija, y luego la agredió. Esos detalles se pierden en una lectura «semanal», supongo, y por eso es difícil relacionarlo.
Kevin puede dar mucho juego, incluso sobrevivir a esta historia. ; – )
Saludos.
A Kevin me le imagino: un poco pretencioso, licencioso y farragoso.
Ten cuidado, este personaje te puede traer complicaciones.
Un abrazo
🙄 ¿Complicaciones? Lo tendré en cuenta…
Saludos.
Ualaaaaaa, esto se parece a Lisbeth Salander en versión masculina… me encanta!!!
Saludos,
Me encantó Lisbeth Salander, fue lo que más me gustó de la trilogía de Larsson. No es que Kevin sea una copia en masculino, pero sí tiene algún rasgo común.
Saludos.
si creo que el toque de la voz ronca le queda bien, voz ronca y desaliñado jeje
un abrazo de oso, ya espero la siguiente entrega que intriga jejeje
Mejor voz ronca que «de pito», ¿no? 😆 Ya tienes el siguiente capítulo.
Saludos.
Y ahora Amanda, sabrá decirle que es lo que quiere?
La cuestión es qué quiere contarle Kevin, que podría saberlo todo, ¿no?
Saludos.
¡Vaya! Me sigue sorprendiendo Amanda, o mejor dicho el autor me sigue sorprendiendo.
¿Hasta donde nos llevará tu imaginación? Estoy de acuerdo Kevin podría ser muy buen antagonista.
Saluditos
Me da la impresión de que Kevin no podría ser protagonista ni antagonista. Está condenado a ser el principal secundario. Va por libre.
¿Adónde llegará mi imaginación? Si lo descubres, me lo dices, y así no tengo que esforzarme en inventarlo. 😛
Saludos.
Uuuuuuuu qué bueno!!
¿es guapo Kevin? ponle un punto interesante al chico por favor…
¿Tipo Brad Pitt? ¿Así como descuidado? ¿Se va caldeando el ambiente? 😆
Saludos.