Así como en otras ocasiones me ha costado horrores encontrar al personaje a entrevistar, en esta ocasión ha sido él, o mejor dicho ella, quien ha venido a mí. Seguidora anónima habitual de mis escritos, en la primera entrega de esta serie supo que algún día le tocaría a ella. A ella y a su hermana, claro. Pues bien, ese día ha llegado. Se puso en contacto conmigo por mensajes privados, y me facilitó las cosas para realizar la entrevista.
Con su dirección y número de teléfono apuntados en mi agenda, viajé a un barrio de Barcelona, donde vive, preguntándome qué le preguntaría.
— Así que usted es…
— Anastasia, guapo. Y aquí estoy para lo que quieras. Pero tutéame, por favor.
— Como quieras. Perdona mi desconfianza, pero… ¿podrías demostrarme que eres una de las hermanastras de Cenicienta?
— Uy, hermanastra. ¡Qué palabra más fea…! Sí, tradicionalmente se nos ha llamado así…
Me mostró a continuación una serie de fotografías que no dejaban lugar a dudas. Su madre y su hermana, junto a Cenicienta, el príncipe, el zapatito de cristal… Incluso había alguna de su padrastro, el padre de Cenicienta, a pesar de que vivió muy poco tiempo con ellas.
— Fue una pena que falleciera tan pronto…
— Sí, así es la vida.
— ¿Me puedes explicar por qué odiabais tanto a Cenicienta?
— No la odiábamos. Pero la historia ha sido injusta con nosotras. Al morir su padre, no había nada que la uniera a mi familia. ¿Con qué derecho quería que mi madre la mantuviera? Si pretendía vivir en nuestra casa, tenía que ganárselo. No iba a estar toda la vida por su cara bonita… Que además no era tan bonita, claro…
— Bueno, visto así… ¡En fin…! Como ya sabes, los lectores quieren saber qué ha sido de vosotras.
— Mi madre murió hace unos años, la pobre.
— Lo lamento…
— Y Cenicienta sigue comiendo perdices. ¡No sé cómo no se empacha…! Le salió bien el invento aquel del zapato de cristal. Llamó la atención del príncipe, y consiguió que se fijara en ella, en vez de en mí. Me hizo una buena jugarreta, con su carita de inocente…
— ¿Y su hermana?
— No me hable de Griselda. Discutimos, y no nos hablamos. Entre nosotros, es una envidiosa. Y lo puede publicar, no me importa que lo lea. Siempre tan presumida y tan presuntuosa… Si supiera lo ridícula que está, con esos pajaritos que se ha bordado en todos sus vestidos… ¿Sabe lo que decía? Que si el príncipe no se hubiera casado con la tramposa de Cenicienta, se habría enamorado de ella. Y todo el mundo sabe que, sin la jugarreta del zapatito, ahora sería mi marido… ¿¡Y me llama envidiosa a mí!? ¡Pues anda, que ella…!
— No será para tanto…
— ¿Que no? Cuando me compré este apartamento, ¿sabe lo que hizo ella? Comprarse el de al lado.
— Vaya, eso es…
— Sí, lo es. Todo por incordiar, por espiarme, por amargarme la vida. ¿Y sabe por qué? Porque me tiene envidia, porque yo me conservo mucho mejor que ella. Mira, mira mi cutis… ¡Ni una arruga! ¡Y mis piernas! ¿Qué me dice de mis piernas? ¿No le parecen perfectas? Por cierto, tú no estás casado, ¿no? No te veo ningún anillo…
— Eh… no.
— Mucho mejor. ¿Y mi torso? ¡Ni le sobra ni le falta un gramo de grasa! Nada que ver con la celulitis de Griselda, que a la más mínima se lía a comer pasteles… y claro, luego el cuerpo se resiente… Toca, toca mi estómago. ¿Ves lo duro que está?
— Anastasia, será mejor que no te quites tanta ropa, que hace frío para eso y corres el riesgo de constiparte…
— No… se constiparía mi hermana. Yo tengo una salud de hierro. Me cuido, voy al gimnasio, tomo vitaminas, reposo… ¿Sabes?, tú y yo podríamos pasarlo muy bien juntos… Te aseguro que luego no querrías alejarte de mí…
— No lo dudo, pero se me está haciendo tarde, y será mejor que me vaya…
— ¿Ya, tan pronto? Pero no te puedes marchar así… Estás muy tenso… ¿Por qué no te sientas aquí y dejas que te dé un masaje relajante? Soy una experta…
— Mejor otro día, de verdad. Me tengo que ir, que ya llego tarde para publicar esto…
— El trabajo, siempre el trabajo… Tienes que descansar un poco… Lo que necesitas es alguien que te haga olvidar las preocupaciones…
— Lo tendré en cuenta, pero tengo que irme. Gracias por la entrevista.
— Espera…
No quise esperar el ascensor, y bajé las escaleras a trompicones. Cuando llegué al portal, jadeante, se me quedó mirando una señora. En el vestido llevaba bordados unos pajaritos. Era Griselda, y me estaba cortando el paso. A mi espalda oía a su hermana bajando las escaleras, persiguiéndome. Griselda habló.
— Hola, guapo…
Tenía que actuar, y rápido. Opté por una mentirijilla piadosa. Piadosa para mí, claro…
— ¿Griselda? Le traía una invitación para el baile de la nobleza, pero su vecina ha insistido en que ella se la daría. No me ha dado buena espina. Será mejor que hable con ella…
— ¡Será…! ¡La muy…! ¡Se va a enterar! ¡Déjeme pasar!
En cuanto dejó un hueco libre salí corriendo como alma que lleva el diablo, con la certeza de que nunca más me acercaría a ese barrio…
Bueno, está claro que cuando una es mala, lo es para toda la vida. Estas dos parecen lo que son, dos arpías de tomo y lomo.
Besitos
Ana
Pues sí, está claro. Me bastaron pocos minutos para verlo. Y suerte que pude escapar… 😆
Saluditos.
¡Vaya vuelta de tuerca que le has dado al cuento!
Es muy original esa continuación en plan periodista rosa. Encuadraría muy bien en el ¡Hola!
Me ha encantado, mi enhorabuena
Victoria E.
¡Bienvenida al blog! Me alegro de que te haya gustado.
Saludos.
Se ve que siguen desesperadas por casarse. 🙂 Un beso.
Y no veas de qué forma… 🙂
Saludos.
Hola feliz lunes muy frio osito polar tú debes estar agustito!
En cuanto al post pues nada que estas las conocen todo kiski, porque será que las malas siempre prevalecen en el tiempo? por cierto deben de estar ya muy chochas no?
Un saludo escueto oso!!
Sí, con el frío estoy en la gloria. 😆
Tienes razón, por fin unas conocidas, que llevábamos una racha…
¿Muy chochas? Yo lo dejaría en «talluditas». 😛
Saludos escuetos.
Me siento un poco culpable de meterte en semejante lío, menos mal que te sobra ingenio para salir de los apuros
Ya veo que no superaron su envidia y lo que es peor, tienen otras…obsesiones
Gracias por atender mi petición
Un saludo
No te sientas culpable, me ha encantado el resultado. A pesar de los riesgos. No tienes por qué dar las gracias, ha sido un placer.
Saludos.
Hummmm…Anastasia no sería ….¿Carmen de Mairena?Los datos cuadran… ; – )
Me ha venido esa imagen, lo siento de veras…
Un abrazo
Trataré de olvidarlo. Todo.
Saludos.
Uff ,q mal rollo..No se si sabrás que estas dos a las que fuiste a visitar, son dos habituales de un famoso programa de tv. Ahogate.. ahogame.. algo asi..
Una semana va una, una semana la otra. Y cuentan sus respectivas miserias ,etcc
Tienen fotográfos permanentemente en su puerta…..
No sé…no te habran fotografiado a ti? ufff Madre mia…….que mal rollo…..
No te veo como «nuevo» amor de Anastasia. O de Griselda….
Suerte!
¿Fotos? No creo… Espero que no. ¡Es lo que me faltaba! ¡Un oso blanco en las portadas!
Saludos.
Con ellas no se cumple eso de los malos no son tan malos jaja Besos
Mujer, no son tan malas… 😛
Saludos.
Pobre, siempre dejándote la piel en cada entrevista. Me alegra que salieras indemne y la cosa quedara en un incidente más. De pronto te vi atrapado en las redes de Anastasia y a punto de colgar la grabadora. Suerte que te encontraste con la otra hermana.
Me gustó un montón esta entrevista.
¡Ufff! Al límite… Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo… 😆
Mira que han sido liantes, a lo largo de la historia, estas dos hermanitas y además envidiosas.
Te salvaste por los pelos, si te llegas a descuidar… menos mal que como buen reportero tienes salidas para todo.
Un abrazo
Sabe más el diablo por viejo que por diablo. 🙄
¡Pero no soy tan viejo, eh…! 😆
Saludos.
¿Seguidoras habituales de tus escritos? Pues vaya hombre, será difícil entonces deshacerte de ellas, es el precio de la fama amigo.
Saludos 🙂
No lo sé. Sabiendo cómo son, es probable que acabe de perder dos lectoras… 😛
Saludos.
Uy, las hermanastras de Cenicienta!!! Ya no las recordaba!!!!
Vaya…. curioso saber de sus vidas…. menos mal que saliste a tiempo!
Besines
Por los pelos…
Saludines.
Ahora que han crecido también han aumentado junto con ellas sus dotes perversas..jejejjej..menos mal que saliste pies en polvorosa..
Besitos con alas…aunque pensándolo bien tu tienes que tener unas por ahí escondidas para salir volando de esas situaciones comprometidas en las que te metes ajjajjaja…muakkkkkkkkkkkk
PD por fin!!!! jijijijij sisiisiis a estas siiiiii las conozco de toda la vidaaaaaaaaa, ya me siento un gramo mas normal..gracias osi..
Me imagino cogido de los brazos por una y de las piernas por la otra, tirando de mí. Podrían llegar a partirme. ¡De buena me libré!
Saludos con alitas.
Jajjajajaaj!!! ya te veo con los ojos como platos deseoso de salir por patas de aquellas situación y bajando los escalones de 3 en tres jajajaj! y no es para menos, jo…anda que no era redicha Anastasia, y también un poco «lanzá» … veo que sus modales no han cambiado para nada en todo este tiempo…siempre se llevaron como perros y gatos las dos hermanas y le tuvieron mucha envidia a la pobre Cenicienta que era un encanto 🙂
Seguro que a ellas, con lo feas y retorcidas que eran…no le despertaban cada mañana los pajaritos entrando por la ventana como a Cenicienta jjjjj (así empieza la peli, que esa sí que me la he tragado muchas veces jajaja)
Vaya tela osit…no vuelvas más por allí…(apuesto que todavía se están tirando de los pelos jjjj)
besitos dorados para tí…
(Por cierto…donde andas? que no se te ve el pelín! y lo de vuelve a casa por Navidad ..ya pasó! 😀 )
¡Vaya dos! Puedes apostar a que no pienso volver a aparecer por allí…
Saludos dorados…
(¿Que dónde ando? Digamos que hibernando… 🙂 )
¡Vaya con las hermanitas, vaya, vaya! Me recuerdan a aquella sra. del chiste con el chico del butano… Parece que todavía no se han olvidado de la «jugarreta» de Cenicienta.
¡Es tan difícil que las personas cambien!
Saludos.
Ursucito!! que viene!!!



Es de frío siberiano, dicen
Puedes llamarme previsora, si quieres pero, mira
(solo he dicho previsora!!! 😆 )
Mola, eh??
Mira, nunca te he hecho ninguna petición pero…. a que no sabes que personaje me está invadiendo el pensamiento desde hace un montón de días???
Felipito Tacatún!!! 😆
Si lo encuentras le das recuerdos, vale???
Y ahora….. yo, sigo!!!
Y sigo con esto… que hace mucho que no puedo pasar a veros y tengo el mono!!
Yo me he metido a hibernar en un calcetín gigante, por si acaso. De todas formas, a mí el frío me gusta… 😛
No he podido ver el mono que tienes. Una pena…
Saludos. 😆
GENIALLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Creo que es la historia que más me ha gustado!!!
Así da gusto. Me alegro de que te haya gustado. ¡Ya has visto que me libré por los pelos!
Me ha encantado tu blog, muy refrescante… Muchos saludos desde Seattle!
Bienvenido, palabrista, tras tan largo viaje. Me alegro de que hayas disfrutado, y vuelve siempre que quieras.
Saludos.
Chico casi te violan!! Un día de estos te pasa de verdad 😉
Buenísimo! Un beso
¡Menos mal que se llevaban mal! Si llegan a ponerse de acuerdo, cualquiera sabe lo que hubiera podido suceder… 😉
Saludos.
Madremía esas dos no cambian jajaja.Yo creo que ya iban tras tuyo Alan… Cuando lo he leído se me ha formado la imagen de una viuda negra y su presa… ¡Ay qué repelús! ¡Menos mal que has podido escapar! jajaja
Me ha encantado. ¡Saludos helados!
Ni lo sé, ni lo quiero saber. Es una de esas veces en las que prefiero la intriga a la certeza. 🙄
Saludos calidos.
Te salvaste por poco Alan, esas hermanas se las traen. Muy buen relato, te felicito, abrazos.
Me alegro de que te gustara. Un toque de humor siempre viene bien… 😆
Saludos.
Jajajajaja, genial esta entrada, aunque yo me puse triste por Anastacia, era la que mejor me caía de las dos. Yo siempre dije que si hubiese estado el cuento sería otra hermanastra… tengo el pie muy grande 🙂