8.- Amanda, estás fuera.

Las intenciones de su marido simplificaban las cosas, pues ella también quería divorciarse. Llevaba aguantadas demasiadas cosas como para querer luchar por una relación que era evidente que no funcionaba. El resto era trabajo de abogados. Esa noche volvió al hotel, y con todo el sueño atrasado del día anterior, no le costó ningún trabajo quedarse dormida.

Al día siguiente no hubo muchas novedades. Luis continuó igual de servicial, Kevin tampoco hizo acto de presencia, y Marta y Cristina siguieron a lo suyo. Se notaba que había entre ellas bastante complicidad, hasta el punto de que Amanda llegó a preguntarse si ya se conocerían antes de empezar en aquel trabajo.

Aunque había hecho avances, no estaba más cerca de saber quién podía haber filtrado la información. ¿Qué podía llevar a alguien a hacer algo así? ¿Codicia? ¿Venganza? ¿Motivos políticos? Todos los que trabajaban allí eran personas de confianza de Ansúrez hijo, parecían tener una situación económica desahogada, y una ideología afín al partido. Si tenía que inclinarse por alguien, lo hacía por Kevin, pero se obligó a reconocer que era sólo porque no lo conocía, y ninguno de los otros tres le parecían sospechosos.

Miraba la cámara de vez en cuando, sin olvidar que podía estar permanentemente vigilada y, lo que era peor, sin saber por quién. Aunque se suponía que era Ansúrez hijo quien podía hacerlo, su llegada el día anterior, momentos después de que la cámara se hubiera movido, indicaba que alguien más tenía acceso a las cámaras. ¿Sería alguien de confianza de Ansúrez?

También tenía muy presente lo que habían dicho de Javier, el chico que había entrado en la empresa el mismo día que ella. ¿Por qué todas esas preguntas? ¿Qué ocultaba? Le daba la sensación de que eludía el trato con ella; desviaba la mirada, evitaba que se quedaran solos… Le parecía mucho más sospechoso que cualquiera de los otros, pero su incorporación tan reciente lo descartaba.

Y no había muchas más personas con acceso a esa información: los cuatro trabajadores de la empresa, los dos Ansúrez, padre e hijo, y el administrador de la empresa afectada. Los tres últimos resultaban claramente perjudicados, y los otros cuatro… no creía que hubieran sido. Salvo el detalle de que no conocía a Kevin. ¿Podría alguno de ellos estar fingiendo, y actuar movido por algún odio oculto? Tendría que averiguarlo.

Salió al pasillo a tomar café con Marta y Cristina.
— ¿Sabes? Esta tarde operan a Kevin.
— ¿Del estómago?
— Sí, llevaba mucho tiempo quejándose. Espero que así se le solucione…
— Pues yo tengo ganas de que vuelva. Hay un par de cosas que me gustaría que mejorara en el sistema.
— ¿En el sistema? ¿Qué quieres decir?
— Kevin diseñó la seguridad de esta oficina. Es un portento. Sabe más que todos los demás juntos. Le he visto dar algunas soluciones que no se me habrían ocurrido en la vida. Por eso no le importa mucho a Ansúrez que falte a menudo. Para el trabajo cotidiano nos tiene a nosotros tres. Bueno, a nosotros tres, y a vosotros.
— ¿Nosotros?
— Javier y tú. Aunque llevéis poco tiempo aquí, formáis parte de la empresa, ¿no, Amanda?
— Sí, supongo que sí. Cada vez tengo más ganas de conocer a Kevin…

En ese momento sonó el teléfono en la mesa de Amanda, y ella corrió a cogerlo. Era Ansúrez, que quería hablar con ella. Cuando entró en su despacho, su cara no le dio buena impresión.
— He decidido prescindir de tus servicios.
— Pe… ¿Puedo saber el motivo? ¿Sabe ya quién filtró la información?
— No, sigo sin saberlo.
— Entonces… ¿tiene alguna queja sobre mí?
— Tampoco. Simplemente, he decidido enfocar el asunto de otra manera. Pasadme la factura que corresponda.
— ¿Ni siquiera quiere saber si he averiguado algo?

Ansúrez dudó. ¿Qué podía contarle Amanda?

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