Ansúrez era un político local con aspiraciones a formar parte del gobierno central. En Zaragoza era muy conocido a pesar de que nunca había tenido un cargo relevante de cara al público. Pero se trataba de un hombre clave en la maquinaria de su partido. Los cargos iban y venían, pero él permanecía. Sus detractores lo describían como «el poder en la sombra», aunque eso no era del todo cierto. La democracia tiene sus reglas, y para Ansúrez esas reglas eran sus herramientas de trabajo.
Dueño de varias empresas de distinto tipo, en la actualidad centraba casi todos sus esfuerzos en la política, dejando la dirección de las empresas para sus familiares más cercanos.
Su hijo, aprovechando sus propias capacidades informáticas y los contactos de su padre, había creado un negocio de seguridad informática especializado en protección de datos y copias de seguridad. Sus principales clientes eran empresas dispuestas a pagar por mantener sus datos a salvo.
— Dígame, señor Ansúrez, por qué viene a nosotros en lugar de denunciarlo a la policía.
— Entre otras razones, necesito discreción. Si mis clientes llegaran a sospechar que sus datos están en peligro… Por supuesto, una noticia en la prensa podría suponer mi ruina. Pero, sin llegar a esos extremos, la presencia de agentes de uniforme sería… poco deseable.
— ¿Su padre tiene algo que ver con la empresa?
— Mi padre tiene algo que ver con todo en esta ciudad. Sin embargo, en lo que respecta a su investigación, puede trabajar como si mi padre no fuera quien es.
— ¿Y qué tipo de datos han robado?
— Se lo enseñaré en mi despacho.
— ¿Tiene alguna idea de quién puede haber sido o para qué han podido usarlo?
— No lo tengo muy claro.
— ¿Cómo pretende que investigue?
— En la empresa hay actualmente cuatro trabajadores, aparte de mí. Vamos a ampliar la plantilla en dos personas, y usted será una de ellas. Solo que su trabajo será… especial. Pero nadie debe saberlo. Si no tiene inconveniente, puede incorporarse el próximo lunes a primera hora. Ese día empezará Javier.
— ¿Javier?
— El chico que va a empezar a trabajar con nosotros.
— Entiendo. Pero… ¿no es un poco precipitado? ¡Hoy es viernes!
— Si no puede, podría ser otro día; pero estoy seguro de que podrá hacer un esfuerzo.
— Creo que sí. Nos veremos en su oficina.
Tras la marcha de Ansúrez, Amanda informó a Félix del contenido de la reunión, y dieron por concluida la semana, cosa poco habitual pues a menudo tenían algo que hacer el sábado o el domingo.
Amanda llegó a casa con ganas de descansar. En su mente estaba disfrutar de un baño relajado y de una película de detectives con palomitas de maíz. Le hacía gracia ver cómo actuaban los investigadores en las películas. Sin embargo, sus planes se frustraron muy pronto: Su marido estaba de mal humor y con ganas de discutir. Y ella no. Su relación pasaba por un mal momento que duraba ya demasiado.
Se marchó de casa por no aguantarlo, lo que hizo que estuviera aún más furioso. Se sentó en un café a reflexionar al calor de una infusión de regaliz. Añoró su ciudad natal, y se acordó de su amiga Carolina. Hacía mucho que no la veía, y no recordaba la última vez que había hablado con ella. Tenía que contarle que lo estaba pasando mal. Aún no sabía que tenía problemas con su marido. En el fondo, él la tenía envidia. No soportaba que ganara más dinero que él, ni que fuera más popular. Eran ideas antiguas; cada uno es como es, y los sueldos no definen a las personas. Había intentado hablarlo con él, pero sin éxito. En lugar de alegrarse por sus logros, él intentaba demostrar que era mejor que ella en todo. Eso incluía gritos y humillaciones que Amanda no tenía por qué sufrir. Pero era evidente que él había dejado de quererla. En ese contexto, no era raro que llevara dos semanas rondándole la idea de…
De pronto interrumpió sus pensamientos. Aún tenía el teléfono en la mano, pensando en llamar a Carolina, cuando vio que entraba en la cafetería… No podía ser, era demasiada casualidad. Tenía delante de ella al mismo chico que había estado siguiendo para saber si era infiel a su esposa. Lo acompañaban otro chico y dos chicas, con todo el aspecto de ser dos parejas de amigos disfrutando de la noche del viernes. Le prestó atención discretamente, y oyó que lo llamaban «Carlos». ¿Carlos? Según su mujer, ¡su nombre era Alberto!
Estaba completamente segura de que era él. Él, o su hermano gemelo. Y la probabilidad de que tuviera un hermano gemelo era casi despreciable. Tal vez aquella mujer que les había hecho el encargo no era su mujer. Extrañada, tomó varias fotografías con la cámara de su teléfono móvil con disimulo. En alguna de ellas estaba besando a una de las dos chicas, la que parecía ser su pareja. No sacó nada más en claro. Cenó un bocadillo y volvió a casa. Era tarde, y se alegro de que su marido no estuviera.
No tardó en dormirse. Por fin era viernes. Ahora deseaba que llegara el lunes.
Yo ya tengo ganas de que sea jueves…por saber qué pasa con Ansúrez, el marido de Amanda y el infiel que no lo es …
Buen cameo!
Saludos.
Al final, se nos pasan las semanas deseando que se nos pasen las semanas. 🙄
Saludos. 😆
Hasta he llegado a oler esa infusión de regaliz de lo bien que cuentas Alan….Besos
Me alegro de que te haya gustado. ¿No estabas allí, en una mesa, cerquita de Amanda?
Saludos.
a veces es mejor pensar cuando uno está tranquilo… las sombras de las dudas ponen nerviosa a cualquiera…deseando también como acaba la historia alan.. consigues dejarnos en ascuas siempre..
Aún queda mucho para que acabe. Las ascuas están comenzando a arder… 😆
Saludos.
Eso, ¡¿que tipo de datos han robado, Alan?!
Estoy deseando que lleguen al despacho para saberlo.
🙄 ¿Qué papel tendrá Javier en el asunto?
Voy por partes, ahora sigo 😉
Preguntas por responder… El tipo de datos puede que te decepcione. El papel de Javier, puede que no.
Te contesto a cada parte. 😉
Sabes, Amanda ya me caía bien antes, seeeeeeeee
sé que lo recuerdas 😆 pero ahora mucho más!!
Es una mujer inteligente que además no malgasta energías con discusiones absurdas.
Cuanto antes se divorcie y pierda de vista ese energúmeno, mejor que mejor…
Eso pienso yo, que si hay que discutir, se discute. Pero discutir para nada, es tontería. 😆
🙄 A lo mejor se llama Carlos Alberto, ¿no? jeje, yo tengo un nombre compuesto y cada cual me llama por el que quiere…
Bueno Alan, dejo de darte la brasa, ¡que tengas un buen día! 😀
Una, que si la dejo en ascuas. Otra, que si me da la brasa. Y yo aquí, al calorcito… 😀
Unos te llaman «Emy», y otros te dicen «Te cuento». 😛 ¿No?
Noooooooooo
¡¡¡esos nombres son los del incógnito!!!
😆 😆 😆
Pero sigo teniendo
Shhhh. Tú disimula… 8)
¡Pero que conste que el jueves me tendrás al pie del cañón!!!
Ten cuidado con el cañón y las brasas, no se encienda la mecha y esto explote, que la cosa está que arde…
Saludos.
Hola.
Ufffff, que lio!!! A ver que pasa con la pobrecilla de Amanda, que me inspira confianza, y espero
no aguante tanto y pida el divorcio. Que las ascuas no entren en combustion, j’omio, y disipes cuanto antes las dudas.
Feliz fin de semana
Saludos
¿Cuánto antes? Esto durará varios meses, supongo, en los que iremos enterándonos de secretos inconfesables… 😆
Saludos.
Hoy te digo que me atrapó más que nunca.
Como siempre, tu relato es de diez.
La idea de dos investigaciones, me parece muy copado, porque le da versatilidad a toda la serie … ¿Será que finalmente las dos investigaciones tienen algo que ver?
Saludos con burbujas!
¿Será? ¿No será? ¡Qué nervios! 🙄
Saludos con burbujas… 😆
Me estás tomando el pelo… Me estás tomando el pelo…. «Qué nervios»…
Malo oso, malo
(y nada de Oso sí oso)
¿oso? 😦
Me gusta esta intriga tejida de Amanda. Yo estoy deseando que sea lunes, ¿seré la única?
Espero que no seas la única. El lunes, la abeja Maya. 😉
Saludos.
La historia no podría complicarse más, ¡vaya lío!
Sí podría, sí… 🙄 Ya lo verás…
Saludos.
Y entonces Alberto se llama Carlos?? o es que no es quien parece ser….uyyyy con razón Amanda se quedó con la mosca detras de la orejaaaa…..y ahora resulta que se va a inflitrar en una trama para lograr averiguar quien es el que esta mangoneando todo en la empresa…eh? jejjej me gusta me gusta…se pone interesante.jejjejje…
Besitos con alas….Amanda me gusta tambien…jjj se nota verdad?…..muakkkkkkk
Ya se notaba antes… 😆 Y como os gustaban sus «aventuras», pues aquí la tenemos viviendo mil peligros. 😛
Saludos con alas.
¿A ver si en vez de Alan Rulf, te llamas Raymond Chandler?
Llamaré a Amanda para que lo averigüe.
Abrazotes
No creo, pero a Amanda la tengo en nómina. No te lo va a contar. 8)
Saludos.
Buenosdías disculpa no habia visto este post,:
Pues nada me gusta la forma que va tomando esta historia, cada vez más intrigante,
me gusta Amanada, como detective privado…la verdad le va muy bien más que hacer
de quita ligues de Carolina..
Feliz fin de semana Alan, yo sigo con problemas en wodr ahora con el blog de cine!
espero se arregle todo pronto..por fin es sábado!!
Saludos
Espero que se arreglen todos esos problemas. A mí también me cuesta a veces hacer algunas cosas, pero al final lo consigo.
Creo que sí le va bien este trabajo a Amanda. Es… muy suyo. 🙂
Saludos.
Por fin puedo llegar hasta aquí! ….uff
O sea que resulta que Alberto no era Alberto sino Carlos, y …por lo que cuentas o no estaba casado o…era un mujeriego..mmmmm….. qué rarito esto eh? a ver si va a ser que la mentirosilla es esa mujer que encargó el espionaje, para averiguar a su vez algo de ese chico…haciendose pasar por su esposa… 🙄
En fin…ya quiero que llegue el jueves!
Que lo pases bien osit…te dejo besitos dorados a montones 😀
Me da a mí que aquí no ha dicho la verdad nadie… 🙄 ¡Están las cosas como para fiarse! A ver cómo desliamos la madeja…
Saludos dorados a montones (y muy bonita la foto 🙂 ).
Querido Alan, me parece que hay unas partecitas ahí basadas en la vida real, aunque siempre le añadas un poco de ficción…. jajajaja, creo que me sentí algo identificada shhhh!!!!
Me gustó mucho la historia y más que regresa Carolina y creo que todos queremos saber cómo le va con Francisco, jeje!!! Un abrazo!
Este relato es el que menos cosas reales tiene de todo lo que he escrito, pero es inevitable basarse de alguna forma en la experiencia.
Esta historia ocurre antes que «Lo que queda al despertar». Amanda aún estaba casada y vivía en Zaragoza, hacía bastante tiempo que no veía a su amiga, y Carolina aún no había conocido a Francisco.
Saludos.
Me apunto a la espera de los lunes (nuca pensé que diría esto de semejante día) y luego el jueves y luego el lunes…Bueno tampoco exageremos que me gustan los sábados y los domingos y mas ahora que en nada serán fiestukis
Sobre este que nos ocupa, no vale meter prisa ¿no?
Saludos
Todos los días tienen su encanto, y es mejor quedarse con eso. Respecto a meter prisa, tengo comprobado que este ritmo es el más adecuado. Si estuviera de vacaciones o viviera de esto sería muy distinto, pero así… Además, las cosas hay que madurarlas, y mientras vosotros esperáis, la historia se va tejiendo en mi cabecita. Las prisas no son buenas.
Saludos.
eso es lo que no me cerraba, pero me callé la boca, que Amanda por aquí dice estar casada…
Pues yo tambien me alegro que no estuviera su marido en casa.El de Amanda, claro!
No me cae bien.
Yo apuesto a que Alberto no es Alberto, sino Carlos,
o que sé yo!
Es la fiebre,pfffffffffffffffff
Ganaste la apuesta, es Carlos. ¿Qué te habías jugado? 😛
Pero… ¿aún estás con fiebre? Mujer, recupérate, que ya llevas unos cuantos días… 🙄
Saludos.
Me intriga mucho la historia del infiel que al final no se sabe quien es…
Es que en esta historia no hay nada claro…
Amanda, regaliz, un hombre con dos nombres…¿qué más puedo pedir? Pues que sea jueves «utra ves» (expresión que robo a uno de mis hijos)!!
Saludos,
Es curioso cómo podemos tomarle cariño a personajes de ficción, ¿verdad? En realidad, Amanda no es más que una idea. Claro, que las ideas pueden mover montañas. Pero me refiero a que no es nada material, y sin embargo… tiene mucho de «real», ¿no te parece?
Pronto será jueves «utra ves». 😆
Saludos.
Me parece, sin ninguna duda.
Tú teje, teje… aunque tienes bien liada la madeja, por tiempo que no quede
re saludos
Pues aún hay poco. Apenas sabéis nada del nuevo caso, tan sólo unos pocos datos del cliente…
Ostras ya me has dejado con las ganas. Esto se pone interesante. Chao
Ana
Pues ya lo siento… (lo de las ganas, no lo del interés) 😛
Bueno, va bien la historia, empatica porque toca temas que a todos nos concierne…, a mi también me gusta sentarme a ver películas con palomitas entre otras cosas..
Voy al capitulo de hoy 😉
Venga, ve. Allí te espero… 😆