Alejé de mi mente los sueños y me subí a un taxi.
Le conté que había tenido un accidente con mi coche, y quería llegar a un taller, pero no conocía ninguno. Me recomendó el de su cuñado, muy bueno y bastante económico, y allí me llevó.
No me entretendré en describir el taller, ni el fulano que me atendió, ni el golpe en la pantorrilla que me di con una pieza metálica que fui incapaz de identificar pero que me dejó el pantalón manchado de grasa. Y no me entretendré porque mi prioridad era recuperar mi coche y poder salir de la extraña ciudad poblada por gentes digamos que curiosas cuanto menos. Ya había perdido bastante tiempo, y quería volver a casa lo antes posible.
Conté el incidente y describí el lugar donde había sucedido, así como los daños que aprecié en mi coche. Monté a una grúa cuyo conductor, sudamericano, me preguntó dónde tenía mi carro.
— ¿Mi carro?
— Su auto, su guagua.
— Mi coche.
Es curioso lo distinto que hablamos los que hablamos igual. Así que, los que hablamos distinto, ni te cuento… El caso es que tomamos rumbo a la autovía donde empezó mi peregrinar, y ya estábamos cerca del lugar del accidente, cuando mi acompañante recibió una llamada telefónica: su mujer se había puesto de parto, era un parto de riesgo, y él tenía que ir cuanto antes.
— Pero, ¿y yo…?
— No se preocupe, le dejo en el taller, y algún compañero mío se hará cargo.
— Si no hay más remedio…
— Créame, lo siento mucho, pero ahora mismo lo único que me importa es estar con mi mujer. No es la primera vez que le pasa y…
Su rostro se ensombreció, y yo me resigné. Vi cómo tomaba el primer cambio de sentido y volvíamos al taller. No tuve que bajar de la grúa, esperé un momento y en efecto, un compañero suyo, también sudamericano, tomó el asiento del conductor. Preguntó dónde estaba mi carro.
— ¿Mi carro?
— Su auto, su guagua.
— Mi coche.
Es curioso cómo hay cosas que parecen repetirse por alguna razón. Empecé a revivir lo sucedido una hora antes. Tomamos el mismo camino, y salimos de la ciudad por la misma autovía. Vi esperanzado cómo sobrepasábamos el punto donde su compañero había recibido la llamada telefónica, y pocos kilómetros más adelante reconocí la curva. Aquel era el lugar.
Nos detuvimos en el arcén, y bajamos el terraplén hasta el lugar donde estaba mi coche. Lo que encontré fue desolador. Se habían llevado las ruedas, habían roto los cristales, y daba la sensación de que, en vez de pocos días, el vehículo llevaba allí un año.
Al conductor de la grúa no le extrañó.
— Por esta zona hay muchos rateros. Vamos a ver si podemos subirlo…
Bajó y estuvo mirando un rato. Luego volvió desanimado.
— Parece que en la caída se partió el gancho de remolcar. Con la grúa que hemos traído no puedo enganchar su carro. Además, sin ruedas… Necesito otro tipo de grúa.
No sabía que hubiera varios tipos de grúa, ni me importaba. Pero parecía que no quedaba más remedio que volver al taller. Me dio a elegir entre quedarme allí y volverme con él. Hacía frío, y no me apetecía quedarme esperando, así que preferí ir con él.
Cuando retomamos la autovía nos adelantó un coche descapotable con dos chicos jóvenes sentados delante. Juraría que eran los que pararon a ayudarme el día del accidente. Empecé a ponerme pálido.
Volvimos al taller, pero se había hecho hora de comer, y la pausa fue obligada. Después salimos de nuevo de la ciudad, retomando la autovía. Esperando que a la tercera fuera la vencida, nos encontramos de pronto con una multitud de coches detenidos que impedían el paso. La causa: un camión cisterna había volcado, obstruyendo ambos carriles de la autovía. Tardarían horas en retirarlo y limpiarlo todo. Además, la sustancia que trasladaba era peligrosa, por lo que todo era aún más lento. En un principio decidimos esperar a ver si el tráfico se recuperaba antes de lo previsto, pero al ver que no tenía ninguna pinta de que fuera así, tomamos un desvío habilitado al efecto y volvimos a la ciudad, quedando al día siguiente a primera hora para volver a intentarlo.
Ya en el taller, opté por volver al hotel donde había pasado la noche anterior, pensé si sería el destino el que me impedía salir de allí, y que es curioso cómo hay veces que, por mucho que intentemos algo, no hay forma de conseguirlo, y entonces aparece la idea de que las cosas ocurren por alguna razón que no podemos entender, y que es mejor que sea como es. Y recordé también el reciente sueño de los muertos vivientes. Volví a tener la sensación de que había algo más, algo que no había entendido.
Alejé de mi mente los sueños y me subí a un taxi.
Hay que fastidiarse lo mal que sale todo cuando todo sale mal, valga la rebundancia. Espero que al menos quedara algo del coche cuando volviera a por él. Besotes
Ana
Sí, pero todavía no se lo puede llevar. De hecho, está como al principio.
Saludos.
Que mala suerte. A veces el destino se empeña en que uno con resuelva sus problemas, Parece que tuviera el coche hechizado. Esperemos que a la cuarta sea la vencida. Saludos
O a lo mejor es que tengo que seguir ahí por alguna razón, en vez de volver a casa.
¿Tiene sentido que las cosas no tengan por qué tener un sentido?
Saludos.
Espero que al final fuera por una buena causa…
Eso espero…
Hola.
Cuando no todo sale tal como lo esperamos, ocurren por alguna razón, y espero
que todo salga bien.
Feliz semana
Saludos
Todo saldrá bien, entre otras cosas porque es pura ficción, con lo cual no hay nada que perder, salvo el tiempo.
Saludos.
Hay veces que por mucho que intentemos algo, nunca se cumple osito la mala suerte te acompañó por esta vez pero no creo que fuera por ninguna clase de conjuro ni nada de eso, creo que es la vida, así de complicada a veces si lo sabré yo?
Feliz lunes y ánimo en el hotel
No, no creo que sea ningún conjuro. Es simple casualidad…
Saludos de lunes.
Por cierto hoy pondré algo en mi blog de cine haber si me da suerte!!
Cuando tenga un rato me paso…
Lo que yo me pregunto es, si valdrá la pena quedarse con el coche. ¿No sería mejor llamar a un perito y que lo declarara siniestro total? Es una opción…
Ese pueblo me da mal rollo… ¡vete!
En efecto, creo que ya no merece la pena.
Estoy intentando irme, pero no hay manera… 😛
Como bien dices, nada ocurre por casualidad; siempre hay una buena razón detrás, pero, en caliente, resulta difícil verla.
Tienes mucha razón, Zambu.
Saludos.
«El eterno retorno», manda sobre todas las cosas…
Por lo menos, has encontrado un taller ( ¿No era lo que buscabas desde el principio?) y tienes una cierta esperanza ( que no, por lo que veo). Lo de los chicos que vuelves a ver y… acabar igual que empezaste ( de hecho y por la frase…. )No sé. Parece el «Día de la Marmota» a lo Alan Rulf.
Este Mito es buenísimo y planteado con mucha inteligencia. ; – ) Para un oso, no está nada mal.
«El eterno retorno» , manda sobre todas las cosas.
Hace unas semanas me preguntaste qué pasaba con el coche y con la supuesta trama de la historia, la excusa argumental que hilaba todos los mitos. Este mito sirve de avance (nulo pero no) a todo eso. Y pronto habrá cambios.
Saludos.
Ummm creo que me he perdido algo o …..ehhh..voy a fisgar osi….luego vuelvo…creo que estoy despistada…algun capítulo no he leido…me parece..pero ahora no tengo tiempo..que no me cojan el sitio eh??

en nada estoy de nuevooooooooooooooooooooooooooooo……muakkkkkkkkkkkkk
Si te has perdido algo es el principio de los Mitos Revisados, https://alanrulf.wordpress.com/2010/11/14/1-el-fantasma-de-la-curva/ y lo que sucedió a partir de ahí. Aunque han sido capítulos independientes, tenían una cierta continuidad más o menos forzada, y se ve clara en esta entrada.
Saludos.
🙂 Que no me lo tomes a mal, pero me alegro de que el coche lo encontrara en esas condiciones y que no pueda irse aun, razón: Los mitos revisados continuaran por un buen rato 🙂
Una de las cosas que me encantan de leer blogs de autores de diferente nacionalidad es que aunque somos de habla hispana tenemos diferentes maneras de referirnos a algunas cosas. Por ejemplo yo le diría a nuestro pobre amigo Alan que si no reparan su auto, podría tomar un pecero ó un micro que al menos lo saque de ese pueblo, te aseguroo que viajar en unos de estos es todaaaa una aventura 🙂 (sobre todo en horas pico)
Pecero, micro =Guagua
Hora pico = Horario de mayor afluencia
Saludos
Hablar con personas de distintas nacionalidades abre la mente y elimina prejuicios. me parece muy enriquecedor comparar similitudes y diferencias.
Hora pico significa lo mismo en España, y me parece que es universal. Supongo que proviene del mundo de la estadística, donde, si dibujas una gráfica, aparece un pico en los valores mayores.
Saludos.
Buen dato 😉
Qué pesadilla! Me ha recordado el día de la marmota! Me he puesto en la piel del protagonista y me he puesto histérica! El eterno retorno a la curva? Al punto de partida, a algo que se nos escapó? Al malentendido de» es curioso lo distinto que hablamos los que hablamos igual»? Me ha encantado la frase, con tu permiso te la pido prestada.
Un abrazo,
Permiso concedido.
En el fondo el eterno retorno es una forma de expresar que el tiempo, en vez de lineal, es cíclico, y todo se repite una y otra vez. Eso, que de una forma literal no parece que tenga mucho sentido, metafóricamente es completamente cierto. Y no nos ponemos histéricos porque no somos del todo conscientes.
Saludos.
siempre he pensado que las cosas pasan siempre por «causalidad-» quizás es hora de pensar en tener un coche nuevo juas!
Eso es especialmente cierto en el mundo literario: Opino que todo lo que no tenga alguna razón de ser, sobra.
Saludos.
Casi te veo cantando el «mi carro me lo robaron» 🙂 ¿Pero es que los osos pueden conducir un carro? digo…un coche? jaja… Pues vaya tarde movidita, que si voy, que si vengo…y al final, todo impedimentos, y el carro…digo…el coche, allí más tirado que una colilla, bueno…lo que quedó de él. Jo, vaya gente…están al acecho para llevarse todooo! Bueno, pues lo mismo es que no pudo ser…por algo, ¿el qué? nuuu se, pero si fue así…así tuvo que ser por alguna razón. ¿Un mal día? también pudiera ser…esperemos a mañana a ver si hay más suerte 😉 ….ooo….lo mismo mañana cuando te presentes allí, ya no queda rastro de él! ¿ande andará? eh?? jejeje 🙂
Ya nos contarás…
Besitos dorados para tí.
Eso, ya os contaré. 😛
Me acordé de la canción de «Mi carro», pero ponerla me pareció excesivo…
Saludos.
jejejejeje, ¿puedo quedarme aquí a troncharme un ratito?
Es que Doradita ES ÚNICA!!, jejeje, voy a partirme un buen rato con su ocurrencia 😆
Besitos para los dos 😛
Claro que puedes. ¡Faltaría más!
Todo tiene una lectura positiva, siempre. Así que quizá todos sucedió así por alguna razón, no sé si con la de cambiar de destino o simplemente vivir el presente, la cantidad de experiencia acumulada, las maravillosas y curiosas personas que has conocido…
Tengo la sensación que este viaje se está terminando, o ¿soy yo?
saludos,
No, no eres tú. Aunque ya sabes que, según la teoría del eterno retorno, todo final es un nuevo principio.
Brindo por las lecturas positivas.
Saludos.
INteresante historia… como no me acordaba de nada me suena a película que no sabes si desencadenará en comedia o suspenso (tipo El día de la marmota, como señaló Byp).. las cosas siempre pasan por algo, a ver qué sucede, me parece que los tiros van por el taller mecánico…
La mayoría habéis llegado con la «historia» a medias, y los que llegaron al principio es probable que no se acuerden, pues hace casi un año. Pero como las cosas siempre pasan por algo… habrá que esperar a ver por qué.
Saludos.
Que yuyu da este bucle, ¡sobre todo el volver a ver los dos chicos del descapotable del inicio!!
Me tienes bien atrapada con tu historia, ¡¡¡pero me resistiré para no quedar atrapada en ella!!!
Lo cierto es que, desde el comienzo de todo, no han dejado de pasarme cosas raras. Ahora mismo, sin ir más lejos, hay una pelirroja que me está guiñando un ojo. 🙄 ¿Te lo puedes creer?
Saludos.
¡Y tiene la cara amarilla!!, jejeje, mira que llegan a pasar cosas raras en tu blog!!!
¡Piedad!!, que ya me duele la barriga de tanta risa!!!! 😆 😆 😆
No estoy de acuerdo con el mensaje del relato, writer.
Me niego a pensar que todo ocurre por alguna razón, que hay algo que guía mi camino. En mi opinión, todos somos dueños de nuestro destino, no podemos impedir lo que nos sucede (no todo, al menos), pero sí cómo reaccionar ante esas situaciones.
Procuro no mandar mensajes en mis relatos. Me limito a poner situaciones, y que cada lector saque sus conclusiones. Además, una cosa es que seamos dueños de nuestro destino (con lo que estoy completamente de acuerdo), y otra muy distinta que las cosas ocurran por alguna razón.
Sobre esto último podríamos estar hablando varias horas, y probablemente no llegaríamos a ninguna conclusión, pero sería una charla interesante.
Saludos.
El eterno retorno… siempre estamos volviendo una y otra vez, solo avanzamos cuando podemos hacer un cambio, de lo contrario volvemos a repetir lo mismo. Que curioso no?
Un abrazo 😉
El eterno retorno da para mucho… Es como un círculo vicioso en el que podemos intervenir.
Saludos.
A veces el destino parece que vuelve sobre lo mismo como si se hubiera equivocado y ha de repetir hasta que le sale bien. O simplemente diferente.
Salut
Y sabe que tendemos a tropezar dos veces en la misma piedra. Y quien dice dos…
Saludos.