Serafín acababa de nombrar las vacaciones, y nadie puede imaginar cómo me afecta ese tema.
— En efecto, también son necesarias, sí. Pero igual que no hay que pasarse con el trabajo, tampoco con las vacaciones.
— No claro. Te puede ocurrir como a nuestro siguiente personaje.
— ¿Nuestro siguiente…? ¿Qué quieres decir?
— ¿Ves aquel mendigo que duerme junto al cajero automático?
— Sí, ¿y?
— Es un viejo conocido del barrio.
— ¿Quién es?
— Aunque no te lo creas, es el síndrome postvacacional.
— Pero… Un momento, espera… El síndrome es un concepto, y ese señor es una persona. Lo que me dices no es posible.
— Sí lo es. En otro contexto no tendría sentido, pero aquí no hay nada más lógico. Y, de hecho, ya ha ocurrido antes, aunque tal vez no de forma tan clara… Seguro que recuerdas, por ejemplo, tu encuentro con el sustituto de Cupido. ¿Qué crees que era, más que un concepto?
— Bueno, voy a admitir de momento que quien tú dices no es ni más ni menos que el síndrome postvacacional. ¿Qué le ocurre?
— Pues lo de siempre, que después de disfrutar de sus vacaciones, no soporta la vuelta al trabajo. Se siente desorientado, deprimido, falto de apetito. O mejor, de apetitos, pues no me refiero sólo a ingerir alimentos. Realmente, no le apetece nada.
— ¿Y por qué mendiga? ¿Qué pide?
— Una semana más de vacaciones, o un día, o sólo unas horas… En el fondo implora que su estado vacacional no finalice nunca.
— ¡Toma, claro! ¡Y yo también quiero! Pero eso no es así… De hecho, no es un verdadero síndrome. Es sólo que no quieres que terminen las cosas agradables. Si fuera por eso, podríamos hablar del «síndrome de después de terminar un libro interesante», o del «síndrome del lunes», o del «síndrome tras despertar con sueño».
— En realidad, las últimas declaraciones de los médicos coinciden con lo que dices. Aseguran que no es una enfermedad, y piden que no se llenen las consultas de supuestos enfermos de dicho síndrome.
— Entonces, ¿podemos concluir que no existe tal síndrome, sino sólo unas molestias lógicas?
— Supongo que sí…
Cuando volví a mirar al mendigo, había desaparecido. No comprendo dónde pudo haber ido.
PUES SEGURO QUE HABÍA IDO A TRABAJAR. NO LE QUEDABA OTRA…
BESOS AZULES
ANA
Pues también es verdad… 😆
Saludos blancos.
Estupendo relato para el inicio del mes de Septiembre!
Y es que, de alguna manera, todos sufrimos o hemos sufrido ese síndrome!
Besines
Muy propio de estas fechas. No sé cómo se me habrá ocurrido… 🙄
Saludos.
Ahora se llama enfermedad a todo… Un beso.
Pues sí, me parece ridículo… Así nos va.
Saludos.
Ese barrio es un tanto particular eh?? jajajjaj…pero bueno yo creo que eso es un ataque de morriña que nos entra a todos y muchas ganas de más…asi de claro lo que pasa es que ahora escriben y describen todos los pormenores y casi casi lo tipifican como una enfermedad..y a mi me da un poco de risa
El otro día escuchaba en la radio un estudio que decía que el tiempo que estimaban «idoneo» de vacaciones en la playa o en la montaña es decir fuera de tu casita es ni mas ni menos es de 11 días…y yo me quedo pasmada ante estos estudios de verdad…!!! ¿pero si ni yo misma se cuanto tiempo quiero estar en el hotel que he reservado?? y si la playita a la que voy me va a gustar…y de eso y de que este a gustito con el rollito que me encuentre…y con el que voy….
En fin..que no..que se empeñan en meternos a todos en el mismo saco agitarnos y sacarnos «en serie»…..y yo este año me he librado de ese «sindrome postvacacional» porque como no he tenido vacaciones pos mira que suerteeeeee
Muchos besos de lunes sin sindrome tampoco….ando mas feliz que una perdiz ….pero parlona un rato eh?? jajajjajj …muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
También es verdad que ahora se hacen estudios de cualquier chorrada.
Yo llevo seis años sin síndrome, y sigo vivo… Eso sí, el día que me desquite, me van a tener que ingresar… 😛
Saludos.
Hola, Alan.
Buena historia. ¿Quien no ha sufrido el sindrome postvacacional? Yo ya no me acuerdo, pues llevo mucho tiempo sin vacaciones; pero..creo recordar algo; sufri deprevacacional, y ni me quero acordar.
Pasa una buena semana
Saludos
Pero es algo que ha ocurrido toda la vida, y no es para tanto, ni mucho menos…
¿Es que ahora somos más blandos?
Saludos.
Más acertadas no pueden ser tus palabras en este relato, me confieso, yo también he sufrido de ese síndrome o enfermedad postvacacional. Creo que es parte de los procesos en la vida, no queremos que los momentos maravillosos terminen, pero aún el trabajo hay que disfrutarlo por eso uno estudia lo que le gusta para que laborar no sea un pesar. Muy bueno!!!
El día que termine este ‘blog’ lo voy a pasar fatal… Lo mismo me veo obligado a empezar otro… 😆
Saludos.
¿Qué quieres que te diga mi querido Alan?….hace 12 horas estaba en NY en Central Park…ahora estoy en casa y mañana trabajo…..¡qué más decirte! jaja
Pues te toca sufrir… Y no es la primera vez este año, ¿no? Ni la segunda…
Te veo un pelín masoquista…
Saludos.
Irónico… Me ha parecido que la «desaparición» del mendigo, deja muy claro lo que el autor piensa del «Síndrome»…
¿No tiene nombre, este personaje? ; – ) Fe de rico!!!!, ya fue total para mí…
Un abrazo.
Si es que es muy sencillo: Cuantas más vacaciones, más síndrome. ¿Que no quieres síndrome? Pues la solución es bien evidente… y desde luego no es «tener más días para irte haciendo a la idea», ni tampoco «volver poco a poco», como el período de adaptación de las escuelas infantiles.
Me temo que no tiene nombre, porque es un concepto. Esto tan críptico tendrá sentido dentro de unas 10 semanas. (MisteriOSO 😆 )
Saludos.
Me ha encantado la manera de sacarle punta a este nuevo sindrome.
Saludos
Digamos que es mi desquite por no haberlo tenido. 😛
Saludos.
El pobre, siendo únicamente un concepto, ¡vas y le desmontas también lo de síndrome como tal!
Jejeje, creo que no se ha esfumado él, ¡te lo has cargado tú!
Notita: Hoy en día deberíamos de estar felices de que el trabajo siga en pie después de las vacaciones 😉
😛 ¡Feliz semana Alan!
Lo has entendido perfectamente. 😆
¡Saludos!
Tener un sindrome de algo está muy de moda y mira por donde padezco del sindrome anti-sindrome! No hace falta decirte que no paro de ir al médico! Me ha encantado tu forma irónica de presentar el asunto: más vale reir que llorar! En Francia esta muy de moda «preservarse»… por ejemplo: no voy a visitar un enfermo, no soporto el dolor, tengo que preservarme de él. Total que preservarse significa ser egoista. Hay que ver como evoluciona el lenguaje!
Un abrazo,
¿Escondemos la cabeza como los avestruces? Es lo que pasa cuando se crece con caprichos y sin responsabilidades, que nos ablandamos demasiado…
Saludos.
Bueno la verdad es que para algunos (espero que para muchos) es una fortuna poder decir después de las vacaciones -¡Mañana a trabajar-
Cuando nada es seguro en esta vida, es mejor dar gracias por el trabajo que tenemos, y disfrutarlo 🙂
P.D Deje un mensaje en el foro… lo siento 😦 Besos.
Tener trabajo es una suerte, y lo triste es que nos lo tengan que recordar de vez en cuando…
P.D.: No te preocupes, otro día será… 😀
Cuando me he voy por ahí y regreso a casa, no suelo pasarlo mal, sólo cuando mi situación es muy complicada. Las vacaciones te alejan de tu realidad y el encontronazo con ella puede ser letal. Si, en general, te llevas bien con ella, la vuelta a lo que llaman rutina puede ser hasta placentera.
Puede que ese sea el problema, que no nos guste nuestra vida real. Porque las vacaciones no son lo que llamaría «vida real»… y cuanto «mejores» sean, menos «reales»…
Saludos.
Lo anormal sería no sentir nada, si las vacaciones fueron buenas y se descanso mucho, puede que cueste un poco la adaptación, y luego se vuelve a la cotidianidad. Yo por lo menos me canso de descansar…, me gusta tener «algo» que hacer…, un abrazo.
Con la cantidad de cosas que me gusta hacer, dedicaba mis vacaciones a hacerlas. Eso de «no hacer nada» no va conmigo. Y tengo unas ganas de jubilarme… (y mira que me quedan años para eso…)
Saludos.
Paso volando como buena gaviota ya me pondré al día, buen post Alan
Saludos
No hay prisa, a tu ritmo. 😆
Saludos.
Tengo que confesar que a mi las vacaciones me gustan relativamente. Desde muy pequeña me gustaba ir al colegio. Más tarde acudía contenta a la oficina. En estos momentos, de vacaciones ininterrumpidas, siempre busco algún charco para complicarme la vida… es que lo mio es puro masoquismo.
Besos y abrazos
A mí también. Y me encantaba mi trabajo, hasta que decidió absorberme por completo y se desbordó la «pasión». Pero siempre estoy ocupado.
Saludos.
Vuelves a arrancarme una sonrisa con este mendigo que perdio el apetito. Muy buena metáfora. Un saludo
Celebro que te haya hecho sonreír. Con eso ha merecido la pena.
Saludos.
Yo también mendigo unos días de vacaciones, esta claro que tengo el síndrome, hace unas semanas tuve unos días….quiero más. Un abrazo.
Yo también quiero más, pero no tengo a quién pedírselo…
Saludos.
Supongo que casi todos nos volvemos igual que ese hombre…nos sentimos mendigos durante unos días, tras terminar las vacaciones. La vuelta a la rutina, a la incorporación al trabajo, a las quemaduras de cabeza habituales, a las preocupaciones…a la vuelta al cole de los peques, a habituarse al cambio de hora, a volver a llenar la nevera que la dejamos vacía cuando nos fuimos…a tener que pagar la hipoteca a final de mes, a que es primeros y todavía no te han pagado…uffffffffff!!! mejor me callo, que a este paso…el síndrome se va a convertir en depresión, y eso….sí que es malo. Es mejor no pensarlo, alzar la cabeza y a por todas ¿a que si? y………..el año que viene……….dios dirá… 😉
Muakkk!
Casi todos… los que tenéis vacaciones. No olvides que sois privilegiados, porque muchos no las tienen. Sólo eso ya debería eliminar el síndrome.
Saludos.
Pues si que llevas razón osito…lo malo es sufrir ese síndrome cada año, te vayas o no te vayas. A mí me pasa cada año por estas fechas…me deprimo un poquitin, no lo puedo evitar 🙂
Seguro que el mendigo fue a trabajar para preparar las vacaciones del año siguiente… 😉
Saluditos,
Seguramente. Sin trabajo, las vacaciones pierden todo su sentido. 🙂
Saludos.
jejejej es que ahora solemos llamar síndrome a muchas cosas que antes solo eran molestias o simplemente días bajos y ya está… no sé, habrá quien tenga síndrome postvacacional durante unos días, aunque si se prolonga demasiado yo a eso lo llamo haraganería
Yo hoy estoy de síndrome de lunes. Menos mal que las entradas del lunes las escribo los domingos… 🙄
Saludos.