– ¡Oiga, señor!
La voz a mi espalda hizo que me girara.
– Si le gustó mi historia, espere a oír la de mi amigo.
Lo reconocí al momento: Era el mendigo holandés que me había contado sus errores amorosos, pero iba acompañado por otra persona que, aparentemente, no estaba en mejor situación que él. Este último me miró de arriba a abajo, decidiendo si contarme o no su experiencia. Luego miró a su amigo, que le había traído hacia mí, y terminó por decidirse.
– ¡Qué demonios! Ya no puedo perder nada… No crea que me gusta contarle mi historia a todo el mundo, pero mi amigo dice que disfruta de las narraciones extrañas, y la mía lo es, ¡vaya si lo es!
– Soy todo oídos.
– Me llamo Fausto, y ha de saber que yo era buena persona. Tuve una adecuada formación, y aunque mi familia no disponía de muchos medios, me convertí en un gran artista. Mis obras eran las mejores, tenía talento. Pero todos se volvieron contra mí; quisieron impedir que triunfara, y lo consiguieron. Me convertí por despecho en un delincuente barato, un gamberro amante de los bienes ajenos, pendenciero y jaranero. Me juntaba con lo peor de cada casa, y así no es de extrañar que, un día de infausto recuerdo, llegara a conocerle. Estaba jugueteando con mi navaja de Albacete, haciendo muescas en un bastón, cuando alguien me lo presentó. Se hacía pasar por un andaluz borrachín y algo cojo, y por tal lo tomé al principio. «¿Querías conocer al jefe de los malos? Aquí lo tienes, lo peor de lo peor. Ten cuidado con él: No me gusta verlo enfadado.» Me quedé mirando la sonrisa taimada y aquellos ojos entrecerrados con los que me traspasaba, pero lo que dijo me heló la sangre: «¡Quillo, quiero comprá tu arma!»
– ¿Cómo?
– Aquel personaje coloradote y algo cojuelo era el diablo en persona, y me estaba proponiendo venderle mi alma. Yo sopesé la situación. ¿Quería vengarme de la sociedad? ¿Qué mejor forma que esa? Entre todos me habían vuelto malo: Los críticos que se rieron de mis cuadros, el público que no los compró, y hasta mi familia, que no me supo valorar. ¡Qué sabrían ellos! Nadie era capaz de apreciar lo buenas que eran mis pinturas, ni podían imaginar lo malo que podía llegar a ser yo. Acepté la transacción: tres monedas de plata, y le vendí mi alma. El precio era lo de menos. Recuerdo que señaló mi navaja, y se la di como recuerdo. Yo ya no la necesitaba: ¿Para qué? Ya era oficialmente malo…
– ¿Y no ha vuelto a robar?
– No, ni a pelearme siquiera. Sé que cuando fallezca tendré un lugar donde me corresponde. Hasta entonces, me contento con vivir al día, sin preocuparme por atesorar pertenencias, vagando de un lugar a otro, junto con mi amigo holandés, liberado de tener que demostrar a todo el mundo lo malvado que soy.
Hola Alan, más sorpresas contigo!!
¡AY! señor cuando pienso la cantidad de Faustos que hay en el mundo
me da un escalofrío.
me gustaría conocer a ese diablo! haber si compra mi alma.
Buen post Alan, los lunes voy a seguir recomendando lectura, en mi blog, si me lo permites, puedo poner, uno de tus post, para que la gente lo lea vale?
Esto se pone cada vez más intrigante
Saludos!
Recomendar lectura me parece una excelente idea. Si quieres poner algo mío, puedes hacerlo (será un honor).
Este personaje me lo sugirió un comentario tuyo (no la parte de vender el alma, sino la de culpar a los demás de no poder triunfar).
Saludos.
Si es verdad, y sigo pensando lo mismo! hay personas que se dedican a hundirte y a decirte que no vales nada y te lo llegas a cereer, sin duda, entonces es imposible así llegar a ser nada!
saludos
Hay que aprender a luchar contra eso. Es inevitable. Tú tienes derecho a hacer con tu vida lo que quieras, y también tienes derecho a equivocarte. El que no quiera respetar tus derechos, no merece que lo consideres tu amigo.
Yo, como escritor sin padrinos que soy, tengo muy claro que una editorial quiere vender, y que si estiman que mi libro se venderá, lo publicarán, y si no, no. Seguro que con padrinos sería más fácil. Si me apellidara Cela ya habría publicado. Y si no hubiera crisis… Pero me estaría engañando. Yo soy quien soy, y estoy donde estoy. Tengo asumido que no tengo ayudas externas. Lejos de hundirme, hace que me crezca: tengo que dar más de mí, tengo que pensar qué quiere leer la gente, y escribirlo. Y luego ofrecérselo a quien lo pueda publicar. Los demás ni saben que existo, no están confabulados contra mí.
Pero se van a enterar :-).
Esa es la actitud que quiero transmitir: nada de derrotismo, confía en ti, y a por todas. Sea lo que sea, puedes hacerlo. Lo que no sepas, lo puedes aprender. Eres mucho más inteligente de lo que piensas; de hecho, casi es lo único que eres, inteligencia y poco más. (Y no me refiero sólo a ti, hablo en general).
Me ha hecho mucha gracia mientras yo estaba aquí tú estabas allá ajajajaaja
gracias
Ha sido un cruce de comentarios.
Gracias por tus cosejos, lo intentaré confiar más en mí, aunque cuando te acostumbras a no confiar, es difícil cambiar.
En cuanto a ti, no creo que necesites padrinos tú trabajo y constancia te harán triunfar ya lo verás. Sino piensa que padrinos tenía mi paisano Miguel Hernández, que nadie confiaba en el triste pastor, ni tan sólo su padre!
En fin sigue escribiendo, bajo mi humilde opinión, lo haces muy bién, además tienes una gran humildad y esto llega siempre.
Saludos
El diablo cojuelo le permite encontrar la calma… no está nada mal esta oportunidad que recibe a cambio de casi nada.
Si algo o alguien consiguiera brindarme esa posibilidad… creo que lo pensaría.
Un abrazo.
P.D. Según escribo , me ha venido a la cabeza que tú fuiste el primero en dejar un comentario en mi blog y quería darte las gracias. No te imaginas la ilusión que me hizo
He ido a tu primera entrada, y he visto mi comentario. Fue el 13 de diciembre, hace poco más de dos meses. Hubiera jurado que hacía mucho más. Es natural que te hiciera ilusión comprobar que tu escrito había llegado a alguien. Al principio escribimos pensando que nadie nos leerá.
Que yo fuera el primero fue casualidad, pero me alegro.
Saludos.
Sería casualidad, pero fue una sorpresa comprobar que alguien, de no se sabe que lugar, ha comentado tu relato.
Gracias otra vez y un fuerte abrazo.
La culpabilidad es siempre más grata cuando está depositada en los demás…y cuando la responsabilidad de una vida la explota otro, demostrar ya no es una prioridad.
¿Hay algún diablo cerca? Podría vender unas cuantas almas… al precio de una.
Genial Alan, como siempre.
Saludos,
Pero para poder vender almas, antes tendrían que ser tuyas, ¿no? (no estoy muy ducho en esto del comercio «animal»).
No pongas varias al precio de una, que romperías el mercado. Como mucho, haz un 3×2.
Saludos.
ME GUSTA COMO ESCRIBES Y LA FORMA QUE TIENES DE DAR FORMA A TUS IDEAS, SEGUIRÉ LEYÉNDOTE.
CHAO
ANA
Hay veces, como ésta, en que tardo varios días desde que tengo la idea hasta que consigo darle forma del todo.
Me alegro de que te guste. Tú tampoco tienes malas ideas.
Saludos.
Libertad… fue la sensación que tuvo, cuando junto con su amigo el holandés, se miró en el espejo. Si, libertad, porque ya nadie esperaba nada de él, y él, nada de nadie. La libertad de no ajustarse a normas, de no ser juzgado, de ni tan siquiera, tenía una imagen.
¿vender su alma, o liberarla?
Buen comentario. Realmente la liberó, aunque él crea que la vendió; pero estaba predispuesto, era algo que tenía que pasar (¿realmente pasó?).
Saludos.
Cuando alguien ha nacido para derrotar, mal asunto. Yo venderia mi alma al diablo para que hayan menos Faustos asi.
¡ Muy bueno, Alan!
Saludos y feliz inicio de semana
En el fondo, este Fausto es un pobre diablo, muy equivocado en casi todo lo importante.
Saludos.
Me parece muy sabio el adoptar como filosofía el no pretender ser más de lo que se es, sino simplemente ser. Es algo que llevo tiempo tratando de aplicar a mi vida. No tengo que demostrar nada a nadie y tampoco tengo que cumplir con las expectativas de nadie, ni siquiera con las mías propias. Es francamente liberador.
Tu sentido del humor, por otra parte, es excelente, Alan.
Es muy difícil sólo ser. Te felicito por intentarlo.
Siempre será mejor con una sonrisa…
Saludos.
¿Compró libertad al diablo? Vaya esa si es novedad, o quiza un engaño propio del chamuflais en el cual cayo redondito el pobre infausto.
O a lo mejor sólo vio lo que quería ver…
Ah!… Tienes toda la razón
¿sabes algo Alan? Yo creo que sería incapaz de vender mi alma al diablo…me garantizase lo que me garantizase… Pero debe haber tantos «pobres diablos Faustos!. En fin tampoco decir de este agua no beberé……bss
Si lo que sé de ti es mínimamente fiel a la realidad, no tengo ninguna duda de tus palabras (piensa que esas son las almas que busca el diablo, las otras tiene mucho más fácil conseguirlas).
En la tradición popular siempre se conseguía anular el contrato con alguna triquiñuela. Tú podrías alegar que lo firmaste en un lunes de humor, y nos tienes como testigos de que era una broma. 🙂
Pero mejor no lo intentes.
Saludos.
Fausto y un holandés errante. El diablo vende almas en el Segundamano. Seguro.
No creo que las venda, seguro que se las queda todas para él solito. Sí salió como noticia que un chico subastó su alma en eBay, y la vendió. Pero no sé a quién.
Saludos.
Alan, me gustó. Que ingenuo este Fausto, que ternura, un sutil error de dicción y creyó vender su alma cuando lo que le compraban era su arma. Yo lo entiendo perfectamente, cuando digo que tengo un blog me preguntan cómo se llama y digo arma de casa y me preguntan otra vez ¿Cómo?… hasta que llegue un Fauso y crea que soy alama de casa.
Perdona que haga referencia a mis cosas pero mientras lo leia pensaba en eso tambien.
Me encanta como has hecho caer a tu infaustos lectores: Malo! jajaja
En Andalucía la fonética es muy peculiar (no sé si por allí lo sabéis), y la frase que pronuncia es ambigua entre ambos significados.
No tengo nada que perdonar: tus cosas son tan bienvenidas como tú en este ‘blog’. De hecho, tú eres tú y tus cosas.
Saludos.
A mí me ha pasado lo mismo, mi arma … Me ha parecido genial que el Diablo sea , «El Diablo Cojuelo», que todo ocurra en un dia de » infausto recuerdo», que le quieran comprar el arma y él venda su alma, que lo haga por 3 monedas de plata y la navaja y no por la fama, la riqueza, la inmortalidad ( y todo tipo de deseos «faustianos») y que se crea que lo que ha conseguido es ser»liberado de tener que demostrar a todo el mundo lo malvado que soy» …Y, además, compañero de aventuras del Holandés Errante…
Una pregunta, ¿ Un oso polar pueda vender su alma al diablo ( aunque sea cojuelo), a cambio de la inspiración para los «Mitos Revisados» ?Confiesa.
Como Fausto dice, el precio era lo de menos. Todo lo que pones son las piezas de ese juego que tanto me gusta, y que creo que vosotros también disfrutáis, porque si no, no tendría sentido todo esto.
Los osos somos un poco distintos a los humanos. Nosotros podríamos vender nuestra alma al diablo, pero nos parecería una tontería. Lo que haríamos sería vendérsela a Dios, y así estaríamos seguros de tener la salvación eterna, con independencia de cómo nos portáramos en este mundo.
Si algún día me falta la inspiración, me pego un baño helado y no salgo hasta que se me ocurre algo. No sabes lo efectivo que es ese método: En cuanto meto una pata, ya no tengo que meter nada más, y me voy corriendo a escribir.
Saludos.
Lo malo de llegar tarde a comentar un post, es que ya se ha dicho todo. ¡Malito MODEM!
Pero me he reído mucho mientras te leía, porque me imaginaba a Lucifer con acento andaluz, refiriéndose a la navaja de Albacete, jeje, y va el “pobre diablo” y le vende el alma!!!
Siempre hay algo que comentar, aunque se te hayan adelantado en lo más obvio. Pero tu visión personal del tema no la tiene nadie más.
Ahora te sigo respondiendo por abajo.
Tomo nota de lo que te ha gustado, ¡otro día habrá más!, jeje ¡prepárate!
Este comentario tiene que ser de lo más intrigante para todos los demás, así que lo voy a dejar así de misterioso.
Yo también sé ser malo malísimo, como Fausto. 😎
jejeje 😉
Hace tiempo que quería preguntártelo, y siempre se me pasa…
¿Dibujas tú mismo las ilustraciones con las que adornas tus entradas?
Creo que ya lo he contestado alguna vez, pero tiene que estar perdido entre montañas de comentarios.
Me gusta dibujar, pero no tengo tiempo. Lo que hago es buscar una fotografía libre de derechos y hacerle unos ajustes con un programa llamado GIMP (similar a Photoshop, pero de dominio público). Primero aplico un filtro de detección de bordes por diferencia de gaussianas, que aunque suena a chino es muy fácil, sólo hay que localizarlo en el menú y aplicarlo, y convierte la foto en algo muy parecido a un dibujo a lápiz. Luego hago unos ajustes de color muy rapiditos (también es fácil), y listo para publicar con un estilo inconfundible y personal.
Saludos.
Muy original, gracias por las explicaciones.
«liberado de tener que demostrar al mundo lo malo que soy» este chico se cree muy importante, antes hacia maldades, según él, porque el mundo no lo trataba bien, ahora ya asumido que era un pobre diablo, se dedica a mal vivir, a ir tirando hasta que llegue su hora, él por sí mismo nunca hará nada, para qué…
Saludos.
Sí hace algo, echarle la culpa a los demás (o a la sociedad, que es lo mismo) de sus fracasos. ¿No conocéis a nadie así?
Saludos.
Todos achacamos alguna vez nuestros errores a los demás. Es un error, pero antes de hacernos daño, intentamos hacerselo a los demás.
Un claro ejemplo es cuando de pequeños, o no tan pequeños, se han metido con nosotros, y en lugar de defendernos, hemos atacado a otros para dejarlos peor que a nosotros mismos.
Los sentimientos humanos… Qué gran misterio…
Creo que está en la naturaleza humana (y animal), es un medio de autodefensa de nuestra mente. Hay psicólogos por aquí que seguro que pueden hablar de eso con más conocimiento de causa.
Pero es muy poco elegante.
Saludos.
Me parece muy ingenioso el detalle del andaluz que nunca pronunciaría bien la palabra alma. A través de un algo similar podría basarse el argumento de toda una novela. Qué buen relato aquel que te hace imaginar sus escenas con sorpresa.
Saludos.
Mito elegido: vender el alma al diablo.
¿Cómo encontrar el juego de palabras, la ambigüedad humorística? No vi mejor forma, tratando con todo el respeto la dicción de los andaluces.
Tal vez podría hacerse una novela con ello, habría que desarrollar mucho todas sus partes, incluir nuevos personajes, etc… y supongo que el detalle de la venta perdería mucha fuerza, frente a la vida de fausto. O acaso no, depende de la maestría del escritor.
Me alegro de que te resulte tan sugerente.
Saludos.
No creo en las almas pero desde luego comprendo la liberación que siente, no tener que demostrar nada, ni bueno ni malo ¡¡a nadie!!
Me ha gustado el juego de palabras Alan, muy simpático.
Un abrazo.
Todo depende de lo que entendamos por alma. Desde luego, no creo que se puedan comprar ni vender. Ni alquilar, ya puestos (¿podría ser una idea para un relato?, almas de alquiler).
Me alegro de que te haya gustado.
Saludos.
Me encantó escuchar a ¿Fausto? con acento andaluz. Y ver como el prota se vuelve buena gente. ¡Todo por quererle comprar el arma que al final le regala! Jejeje.
Bien jugado, dándole la vuelta y con humor.
Un abrazo.
Me alegro de que te gustara. Al final, quedan las sonrisas, los buenos momentos disfrutados.
Gracias por pasarte. Saludos.
Me hizo mucha gracia que le dijo: «Quiero comprar tu arma», y el le vendio el alma… como que encontro lo que estaba buscando.
Un abrazo 😉
De un modo absurdo (o mágico), todos encontraron lo que estaban buscando. Al final, todos contentos.
Saludos.
Me gusta la moraleja del final…vivir el día a día, colmo de la sabiduría, pena que para ello haya que vender su alma al diablo. Un abrazo,
El auténtico final habría que verlo cuando se presentara ante San Pedro. Seguro que había alguna sorpresa…
Saludos.
Hola amigo, me gustaria leer la transformación de Fausto, los motivos, las circunstancias que le llevaron a ser el malisimo de los malos.
Siempre que vengo a leerte me admira tu imaginación para tejer historias interesantes.
Que tengas un buen dia.
Un saludo
Me temo que la transformación de Fausto quedará en el universo desdibujado de la imaginación de los lectores. Todo está apuntado: cierra los ojos e imagina el resto; será sólo tuyo (a no ser que lo quieras compartir).
Me alegro de que mis historias te resulten interesantes. Las hago para vosotros.
Saludos.
Alma, arma navaja, Fausto, infausto, jugar con las palabras es maravilloso, me recuerdas a Juan José Millás.
Salu4
Ya sabéis que me encantan los juegos de palabras (y los juegos en general, de todo tipo).
Muy honrado con tu referente, salvando las distancias: Los grandes son grandes, y los demás somos más pequeñitos. Gracias.
Saludos.
Me gusta como fluyen las palabras y las historias por tu pluma…aunque sea algo figurativo claro!!!!, es que me gusta mas que decir teclas…

Buen finde osito….muakkk
Muchas gracias por tus palabras, por la imagen con reflexión incluida, y por tus gratificantes besos de finde.
Saludos.