Aún permanecía sentado sobre la arena de un suelo cubierto por secas hojas de pino, con la mente ocupada en tan profundas disquisiciones, cuando percibí que se aproximaba alguien a mi espalda. Al girarme volví a sentir un leve mareo, mínimo, y contemplé a dos hombres que se acercaban andando por lo que parecía ser un camino.
Iban vestidos completamente de negro, excepto la camisa que llevaban, que era blanca. Sus ojos estaban ocultos tras unas oscuras gafas de sol.
Yo ya había oído hablar de ellos, aunque no creía en su existencia. Hasta donde yo sabía, es frecuente que los testigos de apariciones de naves espaciales reciban la visita de personas vestidas de negro, con un comportamiento estrambótico, cuya misión consiste en evitar que se sepa la verdad sobre el fenómeno OVNI.
Actúan de forma ridícula, propiciando que nadie crea a quien afirme haberlos visto, y su mensaje es siempre el mismo: «no hables de lo que has visto, porque nada ha sido real, todo ha sido fruto de tu imaginación, no estás hablando con nosotros, porque nosotros no existimos, no estamos aquí«.
Como no creía en ellos, jamás pensé que me los encontraría. A lo sumo, pude haberlos imaginado en otros países, pero nunca en medio de un pinar hablando conmigo.
Avanzaban moviendo la cabeza hacia los lados, y no tardé en tenerlos cerca, mirándome, sin detenerse en ningún momento. Casi podía adivinar sus ojos fijos en mí, tras los cristales de esas gafas que no hacían posible ver a su través. Entendí perfectamente lo que dijeron, máxime cuando ya sabía lo que iban a decirme antes de que los pudiera oír.
– Si se lo contaras a alguien, no se lo creería…
– No; yo mismo no lo habría creído hace unos días…
– Si no hubiera sido todo tan rápido, podría haberse evitado…
– No somos nadie…
– No, no somos nadie…
– Aunque parezca imposible, estás sin ningún problema de salud, y de la noche a la mañana te puedes encontrar con lo peor…
Y pasaron de largo tras dejarme esa advertencia sutil de que no hablara o me atuviera a las consecuencias. Los vi alejarse por la vereda sin volver la vista atrás.
Ahora que lo pienso, es extraño que a ambos lados del camino hubiera cipreses, estando en medio de un pinar, como estábamos. Otro dato absurdo más que evitará que alguien pueda creerme.
Me temo que los hombres de negro han vuelto a salirse con la suya.
¿Eras tú el muerto o lo eran ellos? He ahí la cuestión.
Chao
Ana
¿Muerto? ¿Quién ha hablado de muertos?
Creo que aún estoy un poco mareado…
😉
Dicen que siempre vuelven, cuando se te pase el mareo 😉 mira siempre hacia arriba.
Gracias por el aviso. Te aseguro que en el próximo capítulo estaré pendiente, por si vuelven.
Me ha gustado mucho. Breve, interesante juego con lo absudo. Tengo una duda, y no se si sea algo intencional, para mí los pinos y los cipreses son lo mismo. ¿Estoy equivocada?
¿Hubo algo que se me escapó?
Saludos
Me alegro de que te haya gustado, y gracias por comentar.
Respecto a tu duda, los pinos y los cipreses son coníferas, pero son árboles distintos.
Esto es un pino:
Esto es un ciprés:
Los cipreses, por su forma alargada, siempre han simbolizado el enlace entre el cielo y la tierra, y por eso son «los árboles de los cementerios». En el relato, un camino flanqueado por cipreses es claramente el camino que lleva a un cementerio, algo que no quería nombrar para mantener la doble lectura de la situación.
Espero haber aclarado tu duda.
Saludos.
Ay, lo que yo daría por que los hombres de negro me visitasen, por más que sea para amenazarme sutilmente.
Lamentablemente cuando vi un OVNI hace ya varios años, por mucho que los esperé no vinieron nunca.
Y me veo obligada a agradecerte, ya que he vivido toda mi vida confundiendo cipreses con pinos.
Saludos.
Hola, Cerva, y gracias por venir.
Aclarado el malentendido arbóreo, no desesperes con los de negro. Pero, por favor, no comas magdalenas en mal estado.
Lo del OVNI ya me lo contarás más despacio.
Saludos.
Hola primera visita a tu blog. me gustaron los Posts…suerte..estare pendiente de los proximos.jeje saludos
Encantado de que te hayan gustado, para eso han nacido. Ven cuando quieras (ya sabes que, en principio, las novedades saldrán los lunes).
Saludos.
hOLA ALAN, VEO QUE LEES MIS ENTRADAS PERO NO COMENTAS. ME GUSTARÍA QUE ME COMENTARAS ALGO. GRACIAS POR LEERME.
ANA
Me uno a los que les gustaría encontrarse con los hombres de negro en algún momento, eso me haría creer aún más en la vida extraterrestre… Pero claro, el problema es que yo nunca he visto un OVNI… snif, snif….. y sin verlo no vendrán a por mí… Snif, snif….
PD: Me encanta el diálogo que mantienen los personajes. No somos nadie.
Siempre te queda la opción de comer magdalenas caducadas, aunque no te lo recomiendo. Creo que el tema de los hombres de negro daría de sí para una parodia más «seria», distinta de las que ya hicieron con Will Smith como protagonista, aunque muchos de los temas que aparecen en el ‘blog’ podrían abordarse con más extensión.
Me divertí mucho pensando las frases de doble sentido del diálogo, me alegro de que te gusten. Escribiendo, sólo hay una cosa que me divierta más que eso, y es «engañar» al lector, ponerle pistas que despisten, indicios que distraigan, … Luego me sorprenden riéndome yo sólo y te puedes imaginar…
Saludos.
Ah! creo que te hicieron mal las magdalenas… :&
Eso me temo, sí. :&
Bienvenida.
Pues pasito a pasito he recabado en esta ventana virtual. Me ha gustado el relato. Para espacios como estos lo mejor no extenderse aunque eso no suponga resolver la historia en una sola actualización. Yo trato de escribir o relatar pequeñas historias, que sean atractivas o no, eso depende no de mi sino de quienes lo lean. Bueno un saludo, jc
Pues sé bienvenido, y me alegro de que te haya gustado.
He elegido el formato de historias independientes con un cierto hilo conductor, prescindible, pero que añade un interés a los lectores habituales.
Tienes un ‘blog’ bastante interesante, por lo poco que me ha dado tiempo a ver. Le echaré una ojeada más despacio.
Saludos.
Pues yo creo que eran los chicos de Caiga quien Caiga…vacilando como siempre…jejeje
😉
Pues puede ser… 😉